Sinopsis:
Un veterano experto en lobos, Russell Core, viaja hasta un remoto pueblo de Alaska para ayudar a la joven madre Medora Slone a dar caza a los lobos que se llevaron a su hijo pequeño. El marido de Medora, Vernon, se encuentra combatiendo en la guerra de Iraq, y ella quiere que cuando regrese pueda, al menos, enseñarle el cadáver del lobo que les arrebató a su hijo.
Gustarme Alexander Skarsgård conlleva ver películas sumamente diversas, pues huye del encasillamiento y apuesta por proyectos independientes, además de otros mayoritarios, lo que le honra.
Cuando vi el tráiler pensé que se trataba de una trama de hombre frente a naturaleza y me preparé para sufrir los ataques de los lobos que menciona el título en español. Me equivoqué. La presencia de los lobos es casi anecdótica, a no ser para subrayar la máxima latina de homo homini lupus. La espiral de violencia adquiere tal virulencia que lo que más me extraña es su carácter hipnótico: no podía dejar de mirar, incluso cuando Alexander no estaba en pantalla, en parte también por el interés de en qué acabaría todo aquello. Conforme avanzaba el metraje me daba la impresión de que no sería de manera satisfactoria. No me gusta que me lo den todo masticado, pero un poco de clarificación la habría agradecido. Supongo que la moraleja es que la violencia no tiene explicación
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