viernes, 19 de octubre de 2007

De marcha

Pues sí, amigos y vecinos, en estos días en los que está viniendo en Cantabria el verano que no se dignó aparecer cuando debía, he estado de marcha ecológica con amigos y familia.
La primera fue tremenda, un auténtico tratamiento de shock contra el apoltronamiento en el que últimanente había incurrido. Era la subida al pueblo de Tresviso desde la presa hidroeléctrica del río Urdón. Como sería que nada más llegar con nuestras mochilas al comienzo de la ruta, la colonia de biutres leonados que reside en los peñascos de los alrededores, salió a recibirnos al completo, trazando insistentes círculos sobre nuestras cabezas, mas el grupo, desoyendo el aviso de la Madre Naturaleza, emprendió la atroz subida. Cuando los amigos lo propusieron, yo me esperaba que sería un bucólico sendero que discurriría entre prados, árboles y montes. Craso error: aquello era un calvario tallado en la roca viva de la montaña. Eso sí, el paisaje era precioso: daba gusto ver cómo las águilas volaban por debajo de ti mientras permanecías tirada junto al sendero, tratando de recuperar el aliento. Lo peor era que veías cómo otras personas mucho mayores y más fondonas que tú te adelantaban como si nada mientras luchabas por dar el siguiente paso. Y el colmo fue oírle decir al guía turístico de la zona, que estaba en Tresviso, que aquélla era una ruta de dificultad baja tirando a media. Pues cómo serán las auténticas rutas de montaña, entonces. Me imagino que las difíciles serán como subir al Naranco de Bulnes, por lo menos. Claro que también, después de más de dos años de practicar únicamente sofing y levantamiento de vaso en barra, podría ser que esté baja de forma.
Tras meternos entre pecho y espalda varias raciones de cabrito asado y solomillo, emprendimos la bajada con mucho cuidado, pues con tanto pedrusco suelto como había en el camino, lo menos que nos podía pasar era un esguince. Francamente, en esas condiciones, daba un poco p'ol saco ver cómo otros ruteros bajaban trotando como las cabras. A todo esto, vimos dos (cabras) medio salvajes y muy bonitas, mirándonos fijamente entre los peñascos, como pensando qué demonios hacían los humanos bajando por un camino por el que ellas no se atrevían a ir. De todas formas, cuando pasé más miedo fue en una zona de la ruta cercana al pueblo, llena de matorrales entre los que se escuchaban sospechosos silbidos. Afortunadamente, después averigüé que los producían, no las hipotéticas víboras, sino los saltamontes en celo al frotar sus patas. Que una no es Rodríguez de la Fuente, leñe.
Después de aquello, la segunda y la tercera ruta fueron como ir de paseo por la alameda del pueblo. La foto que véis arriba corresponde a la segunda ruta, que hicimos por la zona de Bárcena Mayor. Era un sendero un poco empinado que atravesaba un monte donde había muchas setas. Mi hermana Mari sacó fotos a varios ejemplares, entre los que destacaban dos de "Amanita muscaria", uno de sombrero redondo y otro aplanado (el de la foto) Aunque se lo expliqué, mis acompañantes no se mostraron muy interesados por las propiedades alucinógenas de esta seta, ni por los rituales que aún se celebran en algunas partes de Siberia, en donde los ricos se comen los hongos y luego salen a orinar. Fuera de la choza les esperan los pobres del pueblo, que recogen la orina y se la beben, pues el alcaloide que contiene la seta se potencia con los ácidos de la orina. Yo no llegué a tanto, claro, pero no pude evitar darle un pequeño muerdo y un lamentón. Total, no pasó nada, salvo que la semana siguiente me la pasé persiguiendo las letras del teclado, que querían irse a vivir su vida. Pero bueno, ya estoy bien y en el trabajo han dejado de mirarme con aire de sospecha.
Animaos, chicos y chicas, no hay nada como el contacto con la Naturaleza.
Además, entre nosotras, por esas rutas de Dios se ve cada ejemplar de macho ibérico, que una no se extraña que se cuiden; es más deberían declararse Reservas de la Biosfera.
Hasta la próxima "salida", pues.

6 comentarios:

carolina dijo...

Fe de erratas I: donde dice biutres debe decir buitres.

Conchi dijo...

Muchas gracias por tu vívida descripción; casi me faltaba el resuello de compartir tu esfuerzo.
Asimismo, gracias a tu hermana Mari por la foto. Creo, no obstante, que en mi caso los efectos alucinógenos se habrían acentuado si la foto hubiese correspondido a los ejemplares de macho ibérico que mencionas. Transmite de mi parte a Mari el recado de que la próxima vez se acuerde de las pobres de tus amigas que no tienen ocasión de ver chicarrones del norte y les haga fotos.

carolina dijo...

Tomo nota de tu sugerencia y se la transmitiré debidamente a mi hermana.
Besos y feliz finde.

Sonia dijo...

Eso sí que es ir de marcha salvaje! Lo que tiene mérito es que después de la primera ruta aún estuvieras dispuesta a seguir con las otras dos!

Me uno a la petición de fotos de machos ibéricos, que cada vez quedan menos y hay que disfrutarlos antes de que se extingan!

Mari Pau dijo...

Hola Carolina!
Me alegra mucho tu descripción de la maravillosa naturaleza de Cantabria. Aquí este otoño estamos tan pasadísimos de agua que no hemos podido salir de excursión a ningún sitio, así que me das muchas envidia.
En Agost tenemos un paraje montañoso llamado Maigmó, típico bosque mediterráneo, donde hay infinidad de sendas para subir. El pico más alto tiene una fortísima pendiente y me acuerdo que cuando subí con mi padre él me iba mucho más por delante y tiene 33 años más que yo!
Besitos.

carolina dijo...

Gracias, Sonia, Conchi y Mari Pau por dejar vuestros comentarios. Espero que os haya gustado el relato de la excursión. El domingo pasado hicimos otra por la misma zona (la de las setas, no la del calvario) pero, aunque fue un paseo delicioso y llegamos hasta una cascada espectacular (para lo que suele ser habitual por aquí. Al lado del Iguazú era un chorrito) no hubo suerte en cuanto a machos ibéricos y hongos.
En fin.
Saludos.