miércoles, 17 de octubre de 2007

Ricky Martin ya tiene su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood


Después de 23 años en el escenario y 55 millones de discos vendidos, el cantante puertorriqueño Ricky Martin desveló ayer la estrella que lleva su nombre en el paseo de la fama de Hollywood.

"Este es un día muy especial para mí porque mi trabajo ha sido reconocido, quizá porque todo lo que hago trato de hacerlo bien y con mucha pasión", dijo ante la prensa Enrique José Martin Morales, de 35 años y mejor conocido por su nombre artístico, Ricky Martin. "En los 23 años que he estado en el escenario mi trabajo ha sido unir culturas, yo soy de Latinoamérica, pero la música une al mundo", agregó mientras se retrataba junto a su estrella, la número 2.351, que está ubicada a unos 50 metros del teatro chino en el bulevar Hollywood.

El cantante también es reconocido por su labor humanitaria. En 2001 creó la fundación que lleva su nombre con el fin de abogar por el bienestar de los niños en el mundo en áreas como justicia social, educación y salud. Por dicha proyección social, fue nombrado Embajador de Buena Voluntad por el Fondo para los Niños de Naciones Unidas (UNICEF).

Chicas, habrá que volver a Los Ángeles a fotografiarnos con la estrella de Ricky. Mejor si fuera con él...

2 comentarios:

carolina dijo...

Enhorabuena a Ricky por el reconocimiento que ha recibido. 23 años trabajando se dice pronto, es toda una vida. Además, parece que es uno de esos casos raros de niños talentosos que siguen su carrera cuando son adultos. Lo normal es que se eclipsen, a veces de una manera trágica. Creo que dentro de poco van a estrenar una serie, no me acuerdo si en Cuatro o en la Sexta, que va precisamente de cómo les va en la vida a los antiguos componentes de un grupo musical de niños muy al estilo de Parchís. La serie en cuestión se llama "Gominolas" No sé si la veré, pero tiene pinta de interesante porque pone sobre el tapete en clave tragicómica el destino que les espera a quienes gozaron de la fama siendo demasiado jóvenes para asimilarlo y no contaron con el apoyo de adultos que se dieran cuenta de que los pobres niños, si no conseguían mantenerse de alguna manera en el candelero serían un producto desechable más para la voraz sociedad de consumo. Me alegro de que no haya sido el caso de Ricky y ojalá se mantenga activo y creativo para deleite de sus muchas admiradoras

Conchi dijo...

Ricky tiene la cabeza muy bien amueblada, además del corazón. Es tan guapo por fuera como por dentro.