miércoles, 6 de agosto de 2008

"Quidam", del Cirque du Soleil

No podía dejar pasar la estancia en Alicante del Cirque du Soleil sin ir a ver la función “Quidam”. Las entradas son carísimas pero, una vez allí, se comprueba que valen cada céntimo de lo que cuestan. Me falta vocabulario para describir la magia, la fascinación del espectáculo, en un caso donde se cumple aquello de que una imagen vale más que mil palabras.

Quidam se centra en una muchacha joven, llamada Zoe. La demostración entera es imaginada por Zoe, una muchacha triste y desesperada que no hace caso a sus padres, así que ella sueña en el mundo curioso de Quidam en una tentativa de escapar de su tristeza. Quidam, palabra latina que se aplica a un fulano, a un transeúnte anónimo, a una figura solitaria detenida en una esquina, a una persona que pasa a toda prisa, a un ser perdido en la multitud. Este es el trasfondo que da pie a unos números circenses bellísimos a la par que arriesgados. Uno de los elementos más espectaculares de la producción es una cinta transportadora de 40 metros de altura, cuyos cinco rieles ocupan toda la superficie interior de la Gran Carpa. El sistema se usa para llevar a los artistas al escenario y para crear una gama amplia de efectos especiales.

Pedro y yo estábamos en primera fila, de modo que no perdíamos detalle. Fijaos si está todo tan milimétricamente medido que la rueda que veis en el vídeo pasaba a escasos centímetros de mí, dándome la impresión de que se me venía encima. En youtube encontraréis muchos más vídeos, sólo tenéis que poner “quidam” en el buscador, veréis qué preciosidades.

En este espectáculo participan más de 50 artistas de 14 países, que combinan acrobacia artística, destreza técnica, diseño extravagante, con música –en vivo- creadora e inspirada en atmósferas. Entre los actos se encuentra la rueda alemana, la banquine, las telarañas españolas, juegos de malabares con diábolos, contorsión aérea y payasos (la parte más floja, en mi opinión) admirados en todo el mundo. Hay veces que en el escenario suceden tantas cosas que me faltaban ojos para abarcarlo todo.

Si algún día tenéis ocasión de verlos (en Alicante están todo el mes de agosto), no os los perdáis, que no os arrepentiréis.









2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Ves? Ya sabía yo que este show me sonaba... lo disfruté en Bilbao, junto con Inma y Jesús, en mayo de 2.000, y tengo por ahí el papelito que entregaban a la entrada... queé fascinado, recuerdo, con tanta magia, tanta armonía, tanta habilidad física...
Deslumbrante, de verdad...
AH!! Una pregunta a los presentes: ¿Es necesario ser tan parco en palabras? Igual es que yo me lío la manta, no lo sé...

Conchi dijo...

Menos mal que tus palabras no dejan huérfanas mis entradas.
Tampoco es un reproche a nadie: si mis comentarios no les inspiran o no hay tiempo ni ganas no se puede exigir más sino dar las gracias por leer al menos.