Sinopsis:
Tyler Rake es un mercenario que ofrece sus servicios en el mercado negro, y al que contratan para una peligrosa misión: rescatar al hijo secuestrado del príncipe jefe de la mafia india que se encuentra en prisión. Secuestrado por un capo de la mafia tailandesa, una misión que se preveía suicida se convierte en un desafío casi imposible que cambiará para siempre las vidas de Tyler y el chico.
Me habían llegado reacciones positivas a esta producción de Netflix respaldada por los hermanos Russo, creadores de las dos últimas películas de Vengadores. Con eso, y sin menospreciar la presencia del pedazo de tiarrón que es Chris Hemsworth, me puse a verla.
El señor Pataky recibe golpes, caídas, palizas, tiros, cuchilladas, de todo, y el tío duro que duro, adelante. No para la acción a no ser en breves escenas para introducir un poco diálogo y luego continuar dale que te pego, siguiendo la estructura de las películas porno. Qué agotamiento, por favor.
Que sí, que las persecuciones, las explosiones, las luchas cuerpo a cuerpo tan milimétricamente coreografiadas, son espectaculares, pero a mí me cansan. Para eso, ya tengo a John Wick.
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