A apenas unos
días de entrar en el otoño, sigue haciendo un calor que no es habitual para
estas fechas. Menos mal que no tenemos las temperaturas de pleno verano porque habrían
sido mortales para trabajar, con el solano que da en el Centro Social.
Si os digo a
cuánto ascendía la última factura de electricidad correspondiente a los dos
meses anteriores, os da un pasmo, aunque no tanto como a mí. Un poco más y me sale
mejor a cuenta irme de vacaciones al polo.
Y es que me he
pasado el verano con el aire acondicionado a 25º, muy por debajo de la
temperatura exterior, si quería respirar y dormir. Había noches que a las 11 teníamos
30º. Más que harta estoy de este verano en que el empalme de una ola de calor
con otra hace que se asemeje a un tsunami de bochorno. De hecho, ha sido el mes
de agosto más seco en la Comunidad Valenciana desde 1930. Con lo poco que me
gusta la lluvia y ahora la anhelo. Eso sí, que caiga con conocimiento, que aquí
somos muy aficionados a ir de extremo a extremo y pasar de sequía a riada.
Si al menos no
se me resintiese la salud, lo perdonaría, pero es que había veces que me
ahogaba y boqueaba con un pez fuera del agua, por no hablar del insomnio ni de
las cefaleas que me trastornan. ¡Con el tiempo que hacía que no me dolía la
cabeza! En fin, bendita química que me alivia a la espera de que bajen las
temperaturas.
(El chiste es
un poco exagerado, pero casi, casi)
2 comentarios:
Aquí pasa igual, hemos tenido temperaturas que no son para esta época. Si 30 te agobian, que bueno que no estás aquí con temperaturas de 38 y hasta 42 que de vez en cuando se dejan sentir. Y tampoco ha llovido como debería de ser (hace unos días llovió dos veces por 10 minutos ¡y ya!
Los recibos de luz están por las nubes también para nosotros.
Los 30º a los que me refiero son a medianoche. Durante el día las temperaturas se acercaban y a veces llegaban a los 40º.
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