sábado, 8 de septiembre de 2012

HISTORIA DE AMOR CON EXTRAÑO FINAL

Hollywood y Disney nos han acostumbrado a las historias de amor que terminan con un beso y la dicha eterna. También la televisión y su inagotable serie de novelas del corazón nos han enseñado que, al final, la muchacha y el muchacho terminan juntos y felices. Hemos aprendido con inigualable esmero esas metáforas de la felicidad, aunque en la vida no siempre prevalezca el color rosa. A veces un final triste puede conmovernos más que un predecible abrazo apasionado. Recordemos, por ejemplo, Casablanca, y la despedida de Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. "Siempre tendremos París", le dice él, en una de las líneas memorables de la historia del cine. Esos desenlaces inesperados también pueden funcionar en la publicidad, como ocurre en esta historia de "El hombre singular". Cuando ella llega a la casa donde vive el extraño hombre, es la luz. Ella quiebra sus recelos con ternura y una sonrisa que enamora. Y si a él lo vence la impotencia por sus manos torpes, ella lo besa y presentimos las escenas siguientes, el júbilo del amor. Pero no sospechamos la naturaleza de su mal. Quizás, especulamos, esas botellas en sus manos simbolizan algún problema con el alcohol. No contaremos el final de este corto silente, un genial anuncio de la cerveza Andes realizado por la agencia Del Campo Nazca Saatchi & Saatchi. Sin embargo, podemos adelantar algo: no termina como una trillada historia de amor.

1 comentario:

Conchi dijo...

Tiene una factura clásica muy bonita.
Aparte de eso, este Eduardo Manosbotellas prefiere emborracharse a enamorarse, metáfora adecuada a la falta de compromiso de muchos hombres de hoy en día.