jueves, 15 de diciembre de 2011

Acero puro


El domingo por la tarde fui al cine. Sola. Mi pobre Pedro se quedó en el coche esperando a que yo viese Acero puro. Ya sé que muchas veces despotrico contra él, pero lo compensa detalles como este, más sabiendo que mi único interés en la cinta era deleitarme con la sonrisa y los músculos de Hugh Jackman. ¿Por qué no entró él, si es de robots, peleas y acción, todo lo que le gusta? Porque ya la había visto bajada de internet. Mira que le avisé que esta peli la quería ver en pantalla grande pero el señor no se quiso esperar.


No os pongo la sinopsis porque ya lo hizo Johnny en su día. La línea argumental, reencuentro de padre-hijo que empiezan a conocerse y, pese al rechazo inicial, acabarán queriéndose, la hemos visto cientos de veces hasta en telefilmes de sobremesa. Menos mal que no es tan pastelito como me temía. Aquí los que se lucen son los robots. Si en la saga Transformers consiguieron hacerlos creíbles, aquí se explota el filón y he de reconocer que los efectos especiales están logradísimos.

Y ese Hugh… También parece generado por ordenador, de lo tremendo que está. La revista Supertele lo calificaba la semana pasada como “El hombre perfecto” por sus virtudes artísticas, físicas y su fidelidad ante su esposa, poco agraciada, que todo hay que decirlo. Algún defecto tendrá, seguro, pero no se lo veo.