sábado, 31 de diciembre de 2011

Comida navideña de hermandad


Las fiestas navideñas empezaron con la comida de hermandad con los compañeros de trabajo el 23 de diciembre. En la época de vacas gordas, cuando el Ayuntamiento nos invitaba a comer, no faltaba casi nadie. Ahora, que cada uno se paga lo suyo, apenas acudimos la mitad.

Se había concretado un menú de 20 E, con generoso picoteo de aperitivo, marisco no, claro está, pero sí jamón, queso, salchichón, chorizo y lomo ibéricos; calamar a la romana, palayas y croquetas. A continuación, un plato combinado de carne o pescado con guarnición de verduras. De postre, helado y pan de calatrava, además de bombones y dulces navideños. Sidra, cava y café para rematar. Regando todo lo anterior, cerveza y vinos diversos que apenas probé, que me conozco y sé que no me sientan bien, de modo que me conformé con una cocacola light y agua.


Por supuesto, la graduación alcohólica del resto de las bebidas no tardó en hacer mella entre los demás compañeros, por lo que las bromas y los comentarios jocosos se sucedían sin llegar a extremos ofensivos o incómodos.

El alcalde nos dirigió unas palabras de agradecimiento, se ofreció un homenaje a un compañero que se jubilaba, y cantamos el cumpleaños feliz a otra compañera que cumplía 60 años. No me esperaba que me lo pasara tan bien, conversé con unos y con otros, me reí, canté villancicos y tardé en irme más que en veces anteriores, prueba del buen rato que estaba pasando.

3 comentarios:

Johnny dijo...

Comida y bebida, combinación perfecta para pasársela bien en una reunión. A disfrutar estos momentos que no sabemos si el próximo año lo haremos.

Juanfra dijo...

Como tú dijiste una vez sobre no sé que fiesta mía que publiqué: cualquier evento es bueno para el picoteo, comilona y bebilona ¡Feliz año nuevo!

carolina dijo...

Por lo que veo, no os faltó de nada.