Se llegó el momento y como cada año (claro que no siempre fueron naturales) Aymé y las niñas se dieron a la tarea de instalar el árbol navideño. Primero fue una odisea el fin de semana pasado para conseguir el árbol perfecto (forma y tamaño adecuado a la casa), visitamos todos los lugares en Matamoros y nada parecía llenar las espectativas de Lucianna (fue la mas dura juez), entonces tuvimos que ir a Brownsville y por fin dimos con él. Traerlo fue sobre la camioneta y montarlo en casa sobre su base. Los adornos fueron de aquí y de allá, todo en tonalidades moradas (el color favorito de las niñas), desde lo mas intenso hasta el lila suave. Y por fin anoche colocaron hasta el último adorno posible de poner en el árbol y ya con sus luces dio como resultado lo que se puede apreciar en las imágenes ¿Valió la espera o no?
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2 comentarios:
Os ha quedado precioso. A mí también me encantan los tonos morados.
En mi familia optamos por los árboles artificiales: quizás no sean tan bonitos pero sí más ecológicos y cómodos para transportar y guardar.
Pues yo no tengo árbol, y todavía no he colocado ningún adorno, estoy perezosa. Johnny felicitaciones a la familia.
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