Este artículo de ayer en El País viene
a ratificar los dos últimos comentarios de Márian sobre la creciente diferencia
entre ricos y pobres en España. Brecha no sólo agrandada por las medidas del
gobierno para contentar la UE, muchas de las cuales tenía previstas el PSOE,
sino que se remontan a hace cinco años, con los inicios de la crisis, que en
España ha sido mucho más virulenta que en la mayoría de nuestros vecinos
europeos.
Os copio el artículo, por si
queréis leerlo, aunque a mí me ha amargado la mañana.
El fantasma que recorre Europa con el nombre de
crisis, recesión o deuda está causando más desastres en España que en el resto
de la UE. Las últimas cifras son dolorosas, pero duelen más, si cabe, cuando se
comparan con los vecinos. Un ejemplo es el crecimiento descontrolado de la tasa
de pobreza, la más alta de la UE-21, solo superada por Rumanía y Letonia.
Frente a un promedio de 16% en la UE-21, la tasa española supone un valor cinco
puntos más alto el año pasado (sobre 2007), duplicando los valores de Holanda
(10,3%) y muy superior a Francia y los países nórdicos (13%).
También se ha disparado en estos cinco años la
distancia entre ricos y pobres. Tomando como referencia los países de mayor
renta de la Unión, el crecimiento de la desigualdad en España más que duplica
el de Francia, triplica el de Alemania y es casi cinco veces mayor que el de la
media de la UE-15. En cifras, resulta que la renta correspondiente al 20% más
rico de la población española y al 20% más pobre pasó de un valor de 5,3 en
2007 a otro de 6,9 al término de 2010. Es el mayor incremento de desigualdad de
los 27 Estados de la UE.
En España, los pobres son
más pobres desde que empezó la crisis, con una disminución en el umbral de
pobreza que pasó de 8.000 euros (2009) a 7.800 (2010). La renta media ha
descendido en un 4%, pero si se compara la evolución de la renta por persona
con la del índice de precios, la caída está cerca del 9%.
Un indicador muy representativo es la pérdida de
bienestar en los hogares. El 30% llega mal a fin de mes y reduce por debajo de
lo soportable su gasto en calefacción o en consumo de carne, por ejemplo. El
41% expresa su incapacidad para hacer frente a gastos imprevistos. Y —lo que es
mucho peor— el 3,3% no recibe ingreso alguno, ni del trabajo, ni de
prestaciones por desempleo o de la Seguridad Social. Es un 34% más que al
comienzo de la crisis. A finales de 2011 este problema afectaba a 580.000
hogares.
Un indicador que ilustra la
evolución de la crisis es el número de sentencias de ejecuciones hipotecarias:
en 2010 fueron casi 100.000 y multiplicaron por cuatro las registrados en 2007.
La pobreza también va por barrios, como suele
decirse, con una marcada concentración en el suroeste peninsular y en Canarias.
La comunidad autónoma con mayor tasa de pobreza, Extremadura, supera a Navarra
—la región con menor incidencia de este problema— en más de treinta puntos
porcentuales (38,2% y 7,3%, respectivamente). Contrastan también las tasas del
País Vasco (11,6%) y Asturias (12,3%) con las de aquellas comunidades con los
niveles de pobreza más altos, que, además de Extremadura, son Canarias (31,1%),
Andalucía (30,1%) y Murcia (29,2%).
Esta es apenas una radiografía del Estado de
bienestar español, cuyo gasto social, en términos de PIB o calculado per
cápita, desvela el largo trecho que queda para acercarse a los niveles medios
de la UE en inversión de recursos que favorezcan la igualdad de los españoles.
Según el informe presentado por Cáritas, el gasto social en España está 15
puntos por debajo del de la mayoría de los países del euro con mayor nivel de
renta (25 puntos de distancia con respecto al indicador de Alemania). El
economista Vicenç Navarro ha calculado que para alcanzar esos niveles España
debería aumentar su gasto social cada año en 75.000 millones de euros.