Otro desahogo

Amigos, va de quejas otra vez.

Hace dos meses os conté que a la querida señora cantinera de mi instituto le habían rescindido el contrato (echada sin contemplaciones, vamos). Yo ya resignada pensaba que me tenía que conformar con la comida industrial de la empresa amiguita de la Generalitat a la que le habían dado el contrato. Bueno, pues ni eso, amigos, han pasado dos meses y la cantina está cerrada; se ve que la empresa ha hecho sus cuentas y como no le salen ganancias astronómicas a las que están acostumbrados, pues no se ha abierto (y nuestra querida Generalitat no la obliga a abrir ni le devuelve el contrato a la cantinera de siempre). Mi querido marido, que madruga más que yo, me prepara el bocadillo y zumo, como a las niñas pequeñas.

En cuanto a la calefacción en estos días polares, pues que os voy a contar, en mi instituto no es que no se pague la calefacción y por eso no haya: es que no la instalaron en su día correctamente y la tenemos a un nivel tan ínfimo que alumnos y profesores vamos siempre con nuestro abrigo y bufanda sin quitarnoslos para nada nunca.

Y en cuanto a la reforma laboral que nos espera, como en los países PIGS no hemos controlado a nuestros políticos despilfarradores, malos gestores y corruptos, pues ahora el desastre ha venido y nos toca pagarlo a los trabajadores y por muchas huelgas que hagamos, la situación es de ruina, en las arcas públicas no hay dinero (pero en las secretas cuentas suizas de algunos políticos sí que hay mucho dinero público español).

Gracias, amigos, por leerme y permitirme el desahogo.