viernes, 24 de febrero de 2012

Mi padre


Mi padre me cuenta la historia sin dramatismos, sin darle importancia, sin detalles, y con expresión amable pero yo que soy su hija que le quiere tanto, al oirle siento el estómago encogido y la garganta cerrada, me cuesta respirar.

Al poco tiempo de acabar la guerra, el niño de 8 o 9 años (era un niño muy pequeño!)que fue mi padre tuvo que dejar su pobre família, su pueblo, sus pobres amiguitos y ponerse a trabajar de pastor en una família desconocida y en un pueblo desconocido a 40 quilómetros al norte. Se fue solo porque su hermano no fue hasta 4 o 5 cuantos después. De la angustia, el miedo y la soledad que debió sentir el día que se fue no cuenta nada pero su hija lo sabe.

En un día oscuro de un año más oscuro, 1943 o 1944, con 10 o 11 años, mi padre se durmió (era sólo un niño!) un momento y su rebaño se metió en una viña de una masía vecina y ramoneó la uva; el vecino montó en cólera y lo amenazó con llevarle a la guardia civil y con la cárcel. El miedo que debió sentir al oir la guardia civil (no tenía entonces buena fama el cuerpo) fue tal que le impulsó a tomar una decisión que no le costó la vida por un milagro. Decidió escapar a donde estaba su família, para que le escondieran y le salvaran de una muerte segura en su imaginación de niño.
Escapó a su pueblo, 40 quilómetros al sur, a pie y no por el camino principal, porque tenía miedo de que lo localizaran por esta ruta conocida. Se fue atravesando parajes desconocidos y las sierras altas del Maigmó. Estuvo 3 días con sus 3 noches para llegar a Agost. Un niño de 10 años, perdido, qué comió? donde durmió?... mi padre no da detalles y yo no pregunto porque me es demasiado doloroso... pero mi imaginación no para: qué comió?... nada... donde durmió? a la intemperie, con desesperanza y miedo de no saber si llegaría a su meta y sobreviviría.
Sobrevivió (gracias, mil gracias) y su familía se lo vio llegar con asombro; no sabían nada (los teléfonos sólo estaban en EEUU). Después de un tiempo en el pueblo, como continuaba sin haber nada para comer, volvió a Biar. La família de su masía era muy buena, no le recriminó nada, debió pagar los daños a ese vecino y acogió otra vez a mi padre como a uno más de la família trabajadora.

Papa, quant que et vullc!

7 comentarios:

ana dijo...

A veces la vida compensa y seguro que tu padre estará orgulloso de la familia que tiene y especialmente por su hija. ¿Cómo se llama tu padre?
Tiempos duros y difíciles que les tocó vivir.

ana dijo...

Bellas historías que han tenido que estar silenciadas, otras todavía perdidas en cunetas.

Conchi dijo...

Bonito homenaje, Mari Pau.
Hombres como tu padre, el mío o el de Ana, con su esfuerzo, trabajo y dedicación, levantaron un país que estaba en ruinas. Quizá debería aprender de ellos, de su ejemplo, y no quejarme tanto. Gracias a Dios, las circunstancias no son las mismas.

márian dijo...

Es todo un ejemplo a seguir. Reitero mi máximo respeto para todos ellos, los que tuvieron la desgracia de tener que luchar contra corrientes tan adversas desde la más pura infancia curtiéndolos para el resto de su vida.
Me encantaría realmente conocer esa historia desde su perspectiva, si fuese posible, seguro que aprenderíamos mucho de cada de sus palabras. Le puedes trasladar de mi parte un sincero abrazo. Y gracias por habernos contado esa parte de su vida.

Johnny dijo...

Cuida mucho a tu padre, quiérelo, mímalo y convive con él todo lo que te sea posible. Yo que ya no tengo al mio te lo digo.

Mari Pau dijo...

Gracias, amigos, gracias Ana por el piropo. Mi padre se llama Antonio Alcaraz, de apodo "el bogero" (pronunciando la "g" a la inglesa), porque mi abuelo iba a la montaña a coger estos arbustos para los hornos alfareros, me gusta el apodo.

ana dijo...

Pues mi mas sincero reconocimiento a D. Antonio Alcaraz, alias "Bogero" , por la vida sufrida.