jueves, 23 de febrero de 2012

La crisis dispara las diferencias entre ricos y pobres en España



Este artículo de ayer en El País viene a ratificar los dos últimos comentarios de Márian sobre la creciente diferencia entre ricos y pobres en España. Brecha no sólo agrandada por las medidas del gobierno para contentar la UE, muchas de las cuales tenía previstas el PSOE, sino que se remontan a hace cinco años, con los inicios de la crisis, que en España ha sido mucho más virulenta que en la mayoría de nuestros vecinos europeos.

Os copio el artículo, por si queréis leerlo, aunque a mí me ha amargado la mañana.

El fantasma que recorre Europa con el nombre de crisis, recesión o deuda está causando más desastres en España que en el resto de la UE. Las últimas cifras son dolorosas, pero duelen más, si cabe, cuando se comparan con los vecinos. Un ejemplo es el crecimiento descontrolado de la tasa de pobreza, la más alta de la UE-21, solo superada por Rumanía y Letonia. Frente a un promedio de 16% en la UE-21, la tasa española supone un valor cinco puntos más alto el año pasado (sobre 2007), duplicando los valores de Holanda (10,3%) y muy superior a Francia y los países nórdicos (13%).

También se ha disparado en estos cinco años la distancia entre ricos y pobres. Tomando como referencia los países de mayor renta de la Unión, el crecimiento de la desigualdad en España más que duplica el de Francia, triplica el de Alemania y es casi cinco veces mayor que el de la media de la UE-15. En cifras, resulta que la renta correspondiente al 20% más rico de la población española y al 20% más pobre pasó de un valor de 5,3 en 2007 a otro de 6,9 al término de 2010. Es el mayor incremento de desigualdad de los 27 Estados de la UE.

En España, los pobres son más pobres desde que empezó la crisis, con una disminución en el umbral de pobreza que pasó de 8.000 euros (2009) a 7.800 (2010). La renta media ha descendido en un 4%, pero si se compara la evolución de la renta por persona con la del índice de precios, la caída está cerca del 9%.
Un indicador muy representativo es la pérdida de bienestar en los hogares. El 30% llega mal a fin de mes y reduce por debajo de lo soportable su gasto en calefacción o en consumo de carne, por ejemplo. El 41% expresa su incapacidad para hacer frente a gastos imprevistos. Y —lo que es mucho peor— el 3,3% no recibe ingreso alguno, ni del trabajo, ni de prestaciones por desempleo o de la Seguridad Social. Es un 34% más que al comienzo de la crisis. A finales de 2011 este problema afectaba a 580.000 hogares.
Un indicador que ilustra la evolución de la crisis es el número de sentencias de ejecuciones hipotecarias: en 2010 fueron casi 100.000 y multiplicaron por cuatro las registrados en 2007.

La pobreza también va por barrios, como suele decirse, con una marcada concentración en el suroeste peninsular y en Canarias. La comunidad autónoma con mayor tasa de pobreza, Extremadura, supera a Navarra —la región con menor incidencia de este problema— en más de treinta puntos porcentuales (38,2% y 7,3%, respectivamente). Contrastan también las tasas del País Vasco (11,6%) y Asturias (12,3%) con las de aquellas comunidades con los niveles de pobreza más altos, que, además de Extremadura, son Canarias (31,1%), Andalucía (30,1%) y Murcia (29,2%).

Esta es apenas una radiografía del Estado de bienestar español, cuyo gasto social, en términos de PIB o calculado per cápita, desvela el largo trecho que queda para acercarse a los niveles medios de la UE en inversión de recursos que favorezcan la igualdad de los españoles. Según el informe presentado por Cáritas, el gasto social en España está 15 puntos por debajo del de la mayoría de los países del euro con mayor nivel de renta (25 puntos de distancia con respecto al indicador de Alemania). El economista Vicenç Navarro ha calculado que para alcanzar esos niveles España debería aumentar su gasto social cada año en 75.000 millones de euros.

6 comentarios:

márian dijo...

No sé que pasado tuvieron tus padres, Conchi. Pero por estos andurriales se pasó mucha hambre, un hambre nada que envidiar a los del Cuerno de África actual, por lo que sabemos de lo que nos contaba mi pobre madre. Así que si ellos llegaron hasta aquí, nosotros lo tenemos muchísimo más fácil. Así que entiendo que tenemos que ser positivos.
Estas desigualdades no dejan de ser algo cínico. Para que unos vivan bien otros debemos vivir peor. Todos queremos salir del barco antes de su previsible hundimiento. Por esa manera de ver las cosas los humanos, siempre habrá diferencias entre los unos y los otros.
Lo más irónico de esto es que la gente sencilla y honesta suele ser más humana y bondadosa que la rica. A todo hay excepciones, lo sé.
En definitiva, este mundo podría ser un Paraíso y solo es una verdadera PENA.
Y su único responsable, sin excusas. EL HUMANO...¿ ó el INHUMANO ?.

Conchi dijo...

¿Qué pasado tuvieron mis padres? ¡Supervivientes!, como la inmensa mayoría que vivió la guerra y la posguerra, trabajando desde pequeños para ganarse el pan. Gracias a Dios, tenían qué llevarse a la boca, poco, pero sin morirse de hambre.
Quisiera ser positiva como dices, Márian, pero me temo que me cuesta, y eso que, tal como están las cosas, no solo en África sino tan, tan cerca, debería sentirme una privilegiada.
Pido perdón por quejarme cuando no tendría por qué.

Mari Pau dijo...

Pero es que me temo que todo irá a peor, amigos, sobre todo aquí en la calamidad, donde todo giraba en torno a la falsa burbuja de la construcción, que permitió una falsa sensación de riqueza y una corrupción política sin límites (terrenos no urbanizable se convirtieron en urbanizable etc...) en casi todos los ayuntamientos de derechas o izquierdas.

Ahora se ve que están casi todos los negocios cerrando (carpinterías, alumnios, mueblerías, colchonerías, iluminación, fontanerías...).

Respecto a la postguerra, mi padre, cuando no llegaba a los 9 años, fue enviado como pastorcito a una masía de un pueblo cercano, Biar, porque mis abuelos ya no podían subsistir.
Mi tío también fue.
Menos mal que la família de la masía le trataron como a uno más porque sus hijos también trabajaban con él codo con codo. De mayor mi tío se casó con una de las hijas de la família.

Me cuenta bastantes penalidades y no porque lo trataran mal, no, era porque al principio él estaba tan solo y tenía tanto miedo que una vez estuvo a punto de morir congelado: un día de invierno de mucho frío no se atrevía a volver con sus cabras a la casa tan temprano por si le decían algo. Le tuvieron que ir a buscar y reanimarlo porque casi estaba congelado literalmente.
Imaginaros la diferencia con el nivel de vida de los niños de ahora.

Mari Pau dijo...

Por eso me duele que la gente permita que sinvergüenzas sigan en el poder y que tengan aunque sea un voto me duele.

márian dijo...

Quizás esto que nos ha pasado sirva para concienciarnos de que el voto debe ser un premio a una persona que nos dé confianza, a cambio de que haga su labor lo mejor que honestamente pueda. Os puedo asegurar que en las municipales podría votar a un candidato del PP si lo creyese mejor. Porque se puede entender que hay políticos de todo tipo, pero lo menos que se les debe pedir es honestidad.
En cuanto a lo que habéis contado de vuestros familiares solo puedo deciros que cualquiera de ellos me merece muchíiiiiiiisimo más respeto que el mejor de los políticos que hayamos tenido hasta el día de hoy.
La honradez o la honestidad no se premia materialmente pero si es el mayor signo de respeto que esa persona puede lucir frente a sus conocidos. Así los felicito a todos los que queriendo o no, se sientan identificados , incluyo a mi madre, con vuestro permiso y con su merecimiento. Saludos

Johnny dijo...

A pesar de la situación mundial (aquí mas de la mitad de la población está en el rango de pobreza extrema)de crisis a mas no poder, como dice Conchi, no me puedo quejar porque puedo sacar adelante a mi familia. Y la cosa no es de ahora o de ayer, es de antes de ayer, mi abuelo en 1910 salió de España con rumbo a las Américas en busca de mejores oportunidades porque las tierras y el empleo no daban para mas. Le tocó la Revolución Mexicana, junto con los malos tratos de los mexicanos que lo consideraban un usurpador de empleos y de sus propios hermanos españoles, los cuales se aprovechaban de él, dándole empleos de mala muerte con pagas miserables, por ser un chaval. Trabajo y trabajo hasta lograr sacar adelante a mi padre, porque si su infancia fue mala, la de mi padre fue excelente gracias al abuelo José.