viernes, 30 de octubre de 2009

Delincuencia en Benidorm


El sábado fuimos a comer a Benidorm. Os explico la razón de semejante dispendio. En el viaje a Tenerife, entre otros amigos con quienes sigo en contacto, conocí a Marisol, una burgalesa unos años mayor que yo y que sufre una dolencia parecida a la mía. Me comentó que le habían concedido unas vacaciones de discapacitados a Benidorm. Estando tan cerca, fuimos a verla. Casualidad que en la misma excursión se encontraba un matrimonio de Ávila que también habíamos conocido en Tenerife. Nos dio mucha alegría reencontrarnos y quedamos para comer todos juntos. Se hospedaban en el hotel Bali, el más alto de Europa con 186 metros, el mayor de los monstruos que jalonan el horizonte de Benidorm.
Como tenían pensión completa tampoco era plan de perderla, de modo que días antes pedí a mi amiga que preguntase si podíamos comer con ellos pagando nosotros el precio del menú. Le respondieron que no habría problema. Antes de pasar al comedor, Marisol sugirió que entrásemos sin decir ni mu, que con lo abarrotado que estaba el salón y con tanta silla de ruedas nadie se daría cuenta de otra más. Los huéspedes del hotel tenían derecho a pedir agua o vino y para dárselos les pedían el nº de habitación. Sin embargo, si se solicitaba cualquier otra bebida, que se pagaba aparte, no pedían tal número. Pedro pagó un par de cocacolas light tamaño mini por las que le sablearon 5 € y nos pusimos a comer tan ricamente de lo que ofrecía el bufé libre que, todo hay que decirlo, no estaba a la altura de otros hoteles de 4* en donde hemos estado. Prueba de ello es la variedad y calidad de los postres, que aquí, aparte de fruta y yogur, se reducía a tres tartas iguales en las que sólo cambiaba el relleno. Deficitario.

Para acabar con nuestra carrera delictiva en el Bali, antes de irnos subimos en el ascensor panorámico unos 40 pisos. Es impresionante ver cómo el paisaje se va alejando hasta parecer una maqueta y la sensación inversa cuando se baja.
Supongo que os parecerá que tenemos un morro que nos lo pisamos. En nuestro descargo, alegaré que no fue intencionado sino incitado por mi amiga. ¿No hay justificación que valga?
En la foto de arriba, de izquierda a derecha: Manolo y Juani, de Ávila, yo, Marisol y una prima de mi amiga cuyo nombre no recuerdo. En la de abajo, está Pedro mientras Manolo tomaba la foto.

4 comentarios:

ana dijo...

jA, Ja. Allí no merece la pena comer, es malísimo el menú, además con el precio de la coca.cola ya pagastes el cubierto completo.

Johnny dijo...

EL PRECIO DE LA COCA COLA ES ALTISIMO, 5 EUROS VIENEN SIENDO 95 PESOS MEXICANOS, CON ESE DINERO COMES DOS PLATILLOS, POSTRE Y REFRESCO. LA COCA COLA EN RESTAURANTE ELEGANTE (DE 5 ESTRELLAS) VIENE SALIENDO EN 25 Ó 30 PESOS (LA TERCERA PARTE DE LO QUE TE COSTO A TI).

José Ángel dijo...

¿A dónde vamos a llegar con la corrupción?

Mare mía...

Conchi dijo...

José Ángel, ¿tú por aquí? ¿te has perdido?