Hasta siempre, Luis Aguilé

Se nos ha ido Luis Aguilé, otro de los grandes que marcó nuestra infancia. El cantante argentino afincado en Madrid falleció ayer. Muchos lo tildaron de hortera con esos corbatones imposibles, las gafas redondas y el sombrero de pata de gallo. Ése era su personaje, pues al parecer era un señor bastante culto, autor de varios libros, amén de casi 400 canciones. ¿Quién no recuerda composiciones suyas como La Chatunga, El tío Calambres, Juanita Banana o Cuando salí de Cuba? Quizá la más popular fuera esta que os pongo, el himno de los que, si no gandules, sí somos un poco mercenarios del trabajo: Es una lata el trabajar. ¿Cuántas veces la habremos cantado con mayor o menor intención?

El vídeo, una actuación de Luis Aguilé en el programa Galas del sábado, de Televisión Española, en 1969, posee otros valores añadidos como la imitación de Fernando Esteso (otro inolvidable: ¿esprarán a que muera para recordar su valía y hablar bien de él?), o la estética inconfundible de Valerio Lazarov, con los cromas psicodélicos y las presentadoras o los bailarines del ballet Zoom apareciendo en ellos.
Testimonios de una época que, afortunadamente, quedó atrás.