viernes, 20 de enero de 2012

Romper con la rutina

Sinopsis:
Connie Green lleva un año felizmente casada con Luke. Es el hombre perfecto y a su lado ha conseguido olvidar su adicción a los flirteos y al juego de la seducción... o eso creía ella. Cuando Connie conoce a John Harding, la adrenalina que siempre la había hecho sentirse viva pone en peligro su estabilidad conyugal. John es un juerguista empedernido, divertido y muy sexy. Connie no puede resistirse a tanta tentación y pierde totalmente el control de su vida. Pero ¿Qué ocurriría si Luke se enterara?

La editorial quiere vender la novela como “una elegante combinación de Friends y Sexo en Nueva York”. Pues no, el parecido es accidental. La protagonista de esta novela da mucha rabia: es una de esas criaturas que lo tiene todo, aunque a todas luces no se lo merece, y que se jacta de ello. Tiene un marido perfecto, y unos amigos atractivos y perfectos, y da unas fiestas perfectas en su casa perfecta. ¿Es feliz? Quiá. Como dice mi madre, “estar bien también cansa”, así que se le ocurre buscarse a un impresentable, egocéntrico y marrano con quien ponerle los cuernos a ese mirlo blanco que tiene por marido. Dan ganas de abofetearla página tras página.

Si una relación va bien, ¿a qué viene la infidelidad? Si va mal, tampoco es justificable: se habla, se arregla la relación o se acaba. Para colmo, tras sufrir un poco, las cosas se solucionan para la tipa esta. ¡A ver si va a resultar que poner los cuernos es un chollo! Lo que faltaba, una apología de la infidelidad.

2 comentarios:

carolina dijo...

Me ha divertido mucho tu análisis de “Romper con la rutina” y la ristra de bofetadas que le darías a su protagonista. Lo cierto es que buena parte de la ciencia ficción, a la que pertenece, si bien putativamente, la película “In time” que también analizas en el blog (y que aún no he visto), se basa en la premisa de que los humanos no estamos diseñados para la paz y la felicidad constantes. Puede que sea cierto, pero me pregunto si alguien, alguna vez, ha sufrido un empacho tan grande de bienestar que ha quedado harto para los restos y lo ha mandado todo a paseo. Francamente, me gustaría conocer a esa persona… y, como tú sugieres, darle de boinazos para que empiece a enterarse de cómo las gasta la vida tal y como la conoce el común de los mortales.

Johnny dijo...

Como bien dices, las cosas o se arreglan o se terminan. No hay por qué poner el "cuerno" como decimos aquí.