martes, 1 de febrero de 2011

DESTRUCCION EN EL CAIRO




Tras los disturbios en varias ciudades de Egipto en contra del dictador (cuando se quedan tanto en el poder, los políticos se convierten en éso, lo quieran a no), me he enterado que a pesar de que varios estudiantes trataron de proteger la entrada al Museo de Antigüedades del Cairo han entrado y destruído dos momias. Acepto que están en su derecho de protestar, pero como amante de la cultura egipcia hubiera preferido que toda su ira la canalizaran hacia las instituciones de gobierno, no hacia el arte y la historia.

4 comentarios:

ana dijo...

Todos los egipcios tienen derecho a manifestarse, eso es una cosa, pero a destruir patrimonio es otra que seguro sólo son unos cuantos.

Conchi dijo...

La cultura suele ser una víctima colateral de cualquier conflicto, armado o no. Una lástima.

Mari Pau dijo...

Los que destruyen patrimonio son simplemente unos delincuentes.

Por otra parte, me gustaría ver al mundo musulmán al fin com democracia y laico pero, les dejaran en occidente? Porque ya sabemos que detrás del dictador Mubarak están apoyandolo USA y Europa (pero es que también se tiene miedo de que la revolución caiga en manos de los extremistas islámicos).

carolina dijo...

Pues sí, es un asunto un tanto delicado. En primer lugar porque si es difícil derrocar a un gobernante que tras décadas en el poder ya ha formado su propio sistema y una administración hecha a su medida, mucho peor es el día después de su caída. Cuando se inicia un movimiento de revuelta, por muy justificado que esté (y no dudo que los egipcios tienen un montón de buenas razones) es conveniente que haya alguien que tenga muy, pero que muy claro los pasos que se tienen que dar a continuación. ¿Quién liderará la transición? ¿Quién supervisará que se vayan minando las bases del poder dictatorial? Si hay elecciones libres, ¿qué grupo político tiene las de ganar? Y si gana, ¿respetará a su vez las mismas libertades por las que suspiraban quienes, al fin y al cabo, les llevaron al poder? No olvidemos que la democracia es un sistema un tanto paradógico: de ella puede nacer sin violencia una dictadura, mientras que una dictadura jamás se convierte en democracia por sí sola, a menos que muera el dictador o se le derroque.
Será interesante observar cómo se desarrollan los acontecimientos en Egipto y en Oriente Medio.