sábado, 19 de febrero de 2011

Durmiendo con mi enemigo


Si no he puesto nada nuevo en el blog no es por falta de tiempo sino por precarias condiciones de salud. Pedro llevaba más de una semana resfriado sin experimentar mejoría, demasiado tiempo para un resfriado común. Cómo estaría su alma cuando accedió a que le pidiera cita para el médico de cabecera. En efecto, le diagnosticó una faringitis potente para la que le suministró antibióticos. Mi asombro por no haberme contagiado antes pronto se desvaneció: hace un par de días empezó a dolerme la garganta y anteanoche y anoche, cada vez que tragaba saliva, parecía que me pasara por la faringe un hueso de albaricoque. Como consecuencia, poco y mal he dormido.

En fin, que han sido en vano todos mis cuidados por mantenerme a salvo de los dichosos virus. Me he abrigado, he evitado los cambios bruscos de temperatura,… Por ejemplo, el jueves por la noche, unos veinte minutos antes de acabar la jornada laboral, vi que chispeaba ligeramente, por lo que llamé a Pedro para que me recogiese. Menos mal, porque sobre las 9 cayó tremendo chaparrón acompañado de vientos huracanados que me habrían empapado de haberme ido a pie a casa. Pero, claro, conviviendo y durmiendo con un portador del virus, a ver quién es la guapa que se escapa…

Esta tarde he ido a urgencias y un doctor poco sensible ha estado a un tris de reprocharme que haya acudido a él. “Si no se tiene fiebre, no es nada de importancia”, me ha soltado el muy… ¿Qué quiere, que vuelva a pasar otra noche de perros? Al parecer sí, porque lo que me ha recetado es lo mismo que me estaba tomando.

Lo peor es que parece ser que no existe un remedio eficaz, por mucho que avance la Medicina. Lo único que recetan los médicos es algo para el malestar general, un jarabe para la tos si insistes en que te lo den, y la recomendación de ingerir mucho líquido, permanecer en cama y esperar a que se pasen los efectos. Como si fuera tan fácil...

Así que ya llevo un rato en cama, con una bufanda al cuello para proteger mi delicada garganta y la mantita eléctrica para que no me falte calor. Leeré un rato o veré alguna peli o serie. A ver si mañana me encuentro con ánimos y fuerzas para quedar con mis amigas a nuestra tertulia dominical.

Como, que se sepa, los virus biológicos, no se contagian por la red, os envío muchos besos.

2 comentarios:

Johnny dijo...

Alíviate pronto para continuar disfrutando de sus excelentes artículos en el blog. Yo tuve faringitis hace 3 meses y caí en cama por tres días y al igual que allá los doctores recetan descansar mucho, tomar muchos líquidos y uno que otro jaraba o pastillas. Que te mejores amiga.

carolina dijo...

Espero que cuando escriba esto en el blog (con retraso, lo sé) te encuentres mejor y hayas mandado el virus a freír espárragos.
En cuanto a los médicos que no se muestran demasiado comprensivos, entiendo que lo mejor en estos casos es que la enfermedad evolucione por sí sola, y que uno se esté en la cama una semana completa... Y ahora, decidme, ¿quién, en estos tiempos, se puede perimitir parar y estar como un trapo una semana completa? Nadie, o casi nadie. Lo que nos fastidia, aparte de los molestos síntomas, es la sensación de que estamos perdiendo un tiempo precioso, del que el ritmo de vida actual nos exige disponer.
En todo caso, tómatelo con calma y ojalá te pongas buena enseguida.
Por cierto, me encantan las viñetas alegóricas que has puesto en la entrada. Garfield es uno de mis preferidos de siempre.