viernes, 23 de noviembre de 2007

1923: modelo de contrato para maestras


Os pongo un extracto de un artículo de opinión de Mª Dolores Peiró aparecido en Información ayer. Si queréis leerlo completo –vale la pena- está en http://www.diarioinformacion.com/secciones/noticiaOpinion.jsp?pRef=2236_8_694976__Opinion-1923-modelo-contrato-para-maestras-moralizante-embudo
La autora recoge las cláusulas que las maestras debían firmar para trabajar como tales en 1923. Como veréis, no tienen desperdicio.

1. «No casarse. Este contrato queda automáticamente anulado y sin efecto si la maestra se

casa». O sea, las maestras solteras y en activo, no se pueden casar. Menos mal que no se les exigía la virginidad, a no ser que estuviera implícita en esta primera condición, cosa que me sospecho.

2. «No andar en compañía de hombres». ¿Nunca, nunca ¿Ni en vacaciones ¿Ni siquiera mirarlos por el rabillo del ojo

3. «Estar en su casa entre las 8.00 horas de la tarde y las 6.00 horas de la mañana, a menos que sea atender en función escolar». ¡Qué frágil era la honra de las mujeres, pardiez! Y es que el influjo de la luna les ponía a los caballeros el cuerpo cubano y las mujeres, ya se sabe, eran las culpables con esas redondeces tan provocadoramente lascivas.

4. «No pasearse por heladerías del centro de la ciudad». Habría que investigar qué tipo de antros eran las heladerías de entonces, porque mencionarlas en exclusividad, con la de tabernas, bares, casas de lenocinio, cabarets, etcétera, que había para cubrir las necesidades del hombre, tan incontrolables como permisivas, nos llena de interrogantes. ¿O era porque en las heladerías las corrientes de aire eran más frías y, por ello, malas para la garganta

5. «No abandonar la ciudad bajo ningún concepto sin permiso del presidente del Consejo de Delegados». Yo supongo que esta condición estaba pensada para que los soldados que prestaban el servicio militar, también bajo esa condición, no se sintieran discriminados. O todos moros, o todos cristianos. Atar corto; esa era la base de la obediencia, la disciplina y el orden, qué diablos.

6. «No fumar cigarrillos. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra fumando». Qué desacato, Señor... ¡Fumando! Y Dios quiera que «fumando no espere, al hombre que más quiere» porque entonces, a la cuadra con las bestias.

7. «No beber cerveza, vino ni whisky. Este contrato quedará automáticamente etcétera». ¿Algo en contra del agua

8. «No viajar en coche o automóvil con ningún hombre, excepto hermano o padre». ¿Coche o automóvil ¿Qué diferencia entre los dos vehículos ¿Cuál el más punitivo Porque lo del hombre y su testosterona descontrolada por aquel entonces, lo tengo muy claro.

9. «No vestir ropa de colores brillantes». Siempre se ha optado por el negro para las mujeres. Desde que nacen. Es un color elegante y, además, adelgaza. Luego vino la Ruiz de la Prada y estropeó la moral con tanto colorín.

10. «No teñirse el pelo». Sobre todo de rubio. Eso era de prostitutas. Las maestras, sus buenas canas, y ni soñar con la mise-en-plis. Y ojo con la depilación. En donde estuviese un buen bigote
para imponer respeto y alejar los malos pensamientos...

11. «Usar al menos dos enaguas». Fundamental. Con una sola enagua se corría el riesgo de que se le señalaran las nalgas a la maestra, o el conturbador inicio del busto. Otro vuelo de testosterona.

12. «No usar vestidos que queden a más de cinco centímetros por encima de los tobillos». Faldita bien larga y las dos densas enaguas, daba a la mujer el nada lascivo aspecto de un caballero camino de las Cruzadas. Esa era la bella estampa de la dama cristiana, qué carajo.

13. «Mantener limpia el aula: a) barrer el suelo al menos una vez al día, b) fregar el suelo del aula al menos una vez por semana con agua caliente, c) limpiar la pizarra al menos una vez al día, d) encender el fuego a las 7 horas de la mañana, de modo que la habitación esté caliente a las 8 horas cuando lleguen los niños». Y todo eso mientras los chavales repetían, para no perder tiempo, los reyes godos o los mandamientos de la Santa Madre Iglesia, suponemos.

14. «No usar polvos faciales, no maquillarse ni pintarse los labios...». Como no se empolvara la cara con harina de maíz... Y ya, maquillaje ni les cuento. Porque cosmética o tortilla a la francesa. Más no podía dar de sí el sueldo de 75 pesetas mensuales.

¿Es para alucinar o no? Menos mal que las cosas han cambiado y, pese a tantos y tantos inconvenientes que aún nos traban, las mujeres en general y las maestras en particular tenemos reconocidos los mismos derechos que los hombres. Aleluya.

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