viernes, 2 de noviembre de 2007

Gran Cañon del Colorado


Rememorando ese maravilloso viaje que hicimos Conchi, Sonia y yo a USA me viene a la memoria el Gran Cañon. Increíble, lo sobrevolamos en avioneta. Su piloto era un típico joven americano musculitos de muy buenn ver. Conchi no perdió la ocasión y se fotografió con él. Y luego, el gran Cañon visto desde el aire, inolvidable, yo me volví loca haciendo fotos. Aterrizamos en la parte alta del Cañon (en la baja está el río, mil metros más abajo, casi nada) y desde allí, mas fotos y más maravilla de la naturaleza. Fuimos también a un Cine Imax, instalado allí, y vimos una interesante película sobre su origen y los pueblos que lo habitaron. En el restaurante de al lado comimos (no voy a decir una buena paella, porque de eso los americanos ná de ná) pasablemente. Me acuedo que una chica de nuestra excursión le cogió un ataque de ansiedad y no quería subir a la avioneta para regresar a Las Vegas. Le tuvieron que dar un valium para tranquilizarla y volverla a subir, porque el gran Cañon es una maravilla pero para vivir allí, bajo un árbol, no. Gran Cañon, impresionate.

1 comentario:

Conchi dijo...

Sobrevolar el Gran Cañón del Colorado en una pequeña avioneta (cabían nueve pasajeros y el piloto, que ya os ha explicado Mari Pau cómo estaba el chaval) fue una de las experiencias más intensas y emocionantes de mi vida. Se me escapan los adjetivos al intentar describir su grandeza, su belleza. A riesgo de parecer gilipollas, diré que su contemplación me hizo sentir más cerca de Dios de cuya existencia no me cupo entonces la menor duda, tal es su majestuosidad.