Para que nadie se queje de que no hay vida cultural en Agost, la Compañía de Teatro Contemporáneo ofreció ayer a las 20.30 horas en la Casa de Cultura la representación en valenciano de Casina, adaptación más bien libre de la comedia homónima de Plauto.
El argumento es el siguiente: Lisidamo y su hijo Eutinico se disputan el amor de Casina, una esclava traída por la esposa de Lisidamo cuando aun era una niña. Para ello cada una pretende casarla con alguien de confianza que les permita poseerla. El padre obliga al hijo a irse al extranjero para así seguir con la estratagema, pero antes es descubierto por su mujer que les invita a hacer un sorteo para decidir quién se queda con la esclava, saliendo ganador el viejo, no obstante Cásina se vale de diversas argucias para deshacerse del Lisidamo, como sustituir a la joven por el barbudo esclavo Calino.
El enredo contó con el beneplácito del escaso público asistente gracias sobre todo a la complicidad con el actor que encarnaba a Lisidamo que entablaba diálogos con los espectadores, les hacía pasar y acomodarse en las primeras filas, les animaba a que respondieran a los móviles que sonaban (“dile que estás en el teatro y que luego le llamas”), improvisaba ante cualquier fallito y fabricaba más morcillas que un charcutero. Si el pobre Plauto levantase su magna cabeza y en su comedia oyese referencias a euros, “gladieitor”, la sintonía del sorteo de la Once, Rappel o la bruja Lola,... seguro que se habría reído como hicimos todos los presentes.
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