martes, 12 de febrero de 2013

Cincuenta sombras de Gregorio

No he leído este libro pero creo que va a estar mucho mejor que el petardo de Grey jaja Esto pone en su presentación: 50 razones por las que elegir a un hombre corriente por encima del apuesto Grey. Gregorio es la antítesis del Grey de “50 sombras de Grey” que a tantas nos ha hecho suspirar. Gregorio no es apuesto, ni rico, ni misterioso; Tampoco tiene un lado oscuro excitante. No toca el piano, no regala coches y no nos ofrece experiencias inolvidables. ¿Quién es exactamente Gregorio? Es el hombre que duerme a tu lado. El que ronca en la cama, se pasea por casa enfundado en una camiseta vieja y es un negado para detectar nuestras preocupaciones o para satisfacer nuestros deseos más íntimos. Gregorio es nuestro compañero-marido-amante, el alegre hombre corriente, plagado de defectos con el que nos encontramos cara a cara cuando dejamos de soñar con Grey. Imperfecto hasta decir basta, pero él tiene algo que nunca tendrá Grey: nos hace reír, nos divierte.

3 comentarios:

Conchi dijo...

Yo sí lo he leído este fin de semana y me reído a gusto. Como ya tenía la reseña preparada, ahí va:

La italiana de Rossella Calabrò compara al perfecto Christian Grey con el hombre de carne y hueso con el que conviven la mayoría de mujeres del mundo. Sabemos que el enigmático Christian Grey conduce un Audi R8 Spyder, visita el gimnasio con regularidad, sabe que si una mujer calza una suela roja lleva unos Louboutin y regala a sus amantes primeras ediciones de novelas inglesas del siglo XIX. Gregorio se apaña con su moto, lleva una camiseta roída como uniforme oficial para estar por casa, no tiene ni idea de moda, es un negado en la cama y su referente literario son las páginas de su diario deportivo favorito. Sombra a sombra, la autora compara el ideal literario con el hombre de carne y hueso. Menudas risas me eché. El sentido del humor está presenta en toda la obra: "Grey es el mago de las marranadas bajo las sábanas. Gregorio también. El problema es cuando las agita para dispersar el gas". Te lo enviaré para que te rías también. Es muy cortito y se lee enseguida.

ana dijo...

Yo también lo leeré. Gracias por los comentarios!!! Es que me apetece reírme.

carolina dijo...

El "fenómeno" Grey (me refiero a la obra, no a su protagonista) es muy significativo. Dejando aparte su valor literario, o su falta del mismo, queda claro que el género narrativo, las palabras, tienen todavía algo que decir en esta cultura supuestamente dominada por la imagen, donde una y otra vez se anuncian muertes varias: la de la novela como género de experimentación literario - creo que fue Vicente Verdú quien lo dijo -, la del libro impreso como formato de lectura... Hay para elegir. Pues, ¡ea!, cada pocos meses, cada pocos años, tenemos esos llamados "fenómenos literarios", supuestamente vinculados a titánicas campañas de marketing por parte de las grandes editoriales, pero de los que yo me suelo enterar por el boca a oído, y la mayoría de la gente con la que he hablado sobre ellos, también. ¿Por qué, entonces, su éxito? Porque de alguna manera su autores o autoras encuentran la manera de plasmar sueños, miedos y deseos que se salen de nuestra opresiva y estresante realidad cotidiana o la reflejan de una manera que entendemos y apreciamos, pero con la que no necesariamente nos indentificamos. Estoy pensando, por ejemplo, en las novelas de Stieg Larsson y en la novela policiaca sueca en general. También nuestra propensión a poner algo de moda, nuestro espíritu gregario. Pero lo dicho: dudo mucho que algo se ponga de moda porque simplemente es comercial, porque alguien nos lo quiere meter entre ceja y ceja. Más bien es comercial porque apela a algo que está dentro de nosotros.
Me llama la atención lo del revuelo que está causando la novela sobre Grey, acusándola de esto y de lo otro: entre tantos millones de lectores, lo raro sería que no estuviera relacionada con algún caso extremo, pero eso no la convierte en causante de nada. En todo caso, será un desencadenante.
Pasó lo mismo con Harry Potter, con Supermán, con la película "Asesinos natos", de Oliver Stone, con "El guardián entre el centeno", de Salinger.
Si la realidad de una persona es absolutamente frustrante, lo más lógico es que al confrontarla con mitos tan atrayentes se produzcan unas consecuencias no deseadas por sus creadores y completamente ajenas a las reacciones de la mayoría de los lectores.
La ficción rara vez tiene la culpa de nada, sino el mundo real que construimos entre todos y que rara vez resiste la más mínima comparación con la más inocua de las fantasías.
¡Ntchts, ya me enrollé otra vez!