miércoles, 16 de diciembre de 2015

Luces de Navidad en Madrid



Un año más, el cuarto consecutivo, he ido a Madrid con las Amas de Casa. Tras haberlo pasado tan mal cuando enfermé, ha sido una satisfacción poder retomar un hábito que pudo haberse interrumpido. También tenía un poco de miedo por ver cómo reaccionaba mi organismo con el cambio de clima, horarios, ajetreos y demás. Hube de llevarme la máscara que me ayuda a respirar y, gracias a los cuidados de mi hermana, todo ha marchado bien. Me he cansado, cierto, pero no en niveles alarmantes.


El viernes llegamos a la capital tras unas seis pesadas horas de autocar. Una vez instaladas en el hotel, fuimos a comer. A las 4 de la tarde una guía local nos comentaba anécdotas históricas y actuales de la ciudad mientras el autobús nos paseaba por algunos de sus lugares emblemáticos. Dada la media de edad de mis compañeros de viaje, no es de extrañar que una de las paradas fuera a la iglesia de Santa Gema (foto primera), que cuenta con numerosos devotos. Ya había estado allí en otra ocasión, pero no me importó en absoluto regresar para agradecer a la santa tantas cosas y pedirle que siga ayudándome.


A la vuelta vimos las luces de Navidad de las calles céntricas. Bueno, luces sí; Navidad, no tanto. Ninguna tenía la menor relación con motivos tradicionales navideños. Lo de la secularización de la festividad cristiana para no ofender a otras religiones empieza a ser ridículo. ¿Os imagináis que, si viajara a Tailandia, me sintiese ofendida cada vez que viera un Buda? Un poquito de por favor, señores. La corrección política llevada al extremo resulta ridícula.


Para ser viernes, Madrid ya era un hormiguero de gente. Sabiendo que el día siguiente sería muchísimo peor, casi imposible de caminar por el centro, nos acercamos hasta la Puerta del Sol pasando por Callao. No podía faltar la consabida foto con el oso y el madroño, aunque de lejos por el gentío.


Hay que comentar la profusión de árboles navideños patrocinados por marcas comerciales.



3 comentarios:

Jesús dijo...

No soy creyente y la Navidad no tiene un significado religioso para mí.
Navidad no es un período que me gusta especialmente, me parece un poco artificial y una época de consumismo, hipocresía e frivolidad.
Antes ponía el árbol y mandaba muchas felicitaciones, ahora no lo hago por pura pereza.
Me gusta la iluminación de estas fechas y el que, poco o nada, tenga que ver con motivos navideños, no es una cosa que me moleste, hasta me gusta que sea un poco alternativo y diferente.
NO es cosa de Manuela, ya con Mrs. Bottle teníamos estas luces.

Conchi dijo...

Ya me percaté en anteriores viajes que Mrs Bottle seguía las mismas tendencias lumínicas aunque supongo que sería más permisiva que Manuela en cuestión de belenes.

Jesús dijo...

Considero que debe haber una total separación entre Iglesia y Estado. Ninguno debe inmiscuirse en el terreno del otro.
Me indigna que un Estado deba financiar a alguna confesión, sea la que sea. Deben ser los seguidores de la confesión que sea, quienes la financien.
En el caso concreto de España, me indigna que con mis impuestos se financie alguna confesión, sea la católica, la budista o la cristiana. Mis impuestos son más necesarios en sanidad, educación, servicios sociales.
Con el tema de los belenes, la polémica está servida. Carmena es alcaldesa de TODOS los madrileños, sean creyentes o no. El tema de los belenes, particularmente me parece bien, pero, por otro lado es una cosa que siempre se ha hecho, con lo que la gente que quiera ver belenes debería tener el derecho a verlos, ponerlos, disfrutarlos, ..., pero por otro lado, se debería separar el tema religioso de lo político.
En fin, la línea es muy fina y no muy recta, con lo que siempre habrá polémicas sobre este tema.