martes, 29 de diciembre de 2015

Paseo por las ciudades del pecado : Madrid

Antes, si alguien quería un juguetito íntimo, tenía que alzar las solapas de su abrigo y agachar la cabeza para sumergirse en esa sordidez que se atribuía a los sex shops. Afortunadamente, los escaparates ciegos y los neones rojos están siendo sustituidos por alegres y acogedores locales dirigidos a un público diverso: lesbianas, gays, heterosexuales o parejas felizmente casadas. El placer ya no es pecaminoso y sucio, sino divertido y de diseño, y en las calles de Madrid este nuevo concepto del sexo campa a sus anchas gracias a las jugueterías eróticas o sexy stores. Situadas estratégicamente para captar a un tipo de cliente dispuesto a experimentar, una ruta por estas novedosas tiendas es la excusa perfecta para sumergirnos en las zonas más dinámicas de la capital.
Para empezar nuestro paseo, nada mejor que la modernísima calle de Fuencarral, que separa los barrios de Chueca y Malasaña. Entre boutiques de moda (que en Madrid se alternan siempre con comercios castizos), en el número 106 luce coqueta Sensualove, una sexy store que privilegia el gusto femenino, a tenor de sus productos y de la delicadeza con la que se exhiben. En las antípodas de lo soez, una sensual conejita nos espera en el escaparate, muy discreto, pero sin que haya lugar para el equívoco. Simpáticas golosinas, cuyas formas no hace falta especificar, nos salen al paso, así como aceites de masaje, lubricantes comestibles, disfraces, lencería y kits exclusivos que combinan productos de la tienda. Entre ellos está el Bondage Kit (bondage es como se denomina al atado erótico), y el Celebration Kit, para parejas heterosexuales. Los vibradores, acorde con la política de discreción, se encuentran al final de la tienda, y hay una sección de librería donde se nos invita a romper tabúes, con títulos como Atrévete con el sexo en Internet. También se puede contratar una divertida sesión de tupper-sex, en la que una organizadora lleva los productos a casa (siempre para grupos de amigos) y los presenta en un ambiente distendido.
 
Caminemos un poco más por Fuencarral, imbuyéndonos en su permanente ajetreo comercial y urbanita. Atravesemos Tribunal, lugar de encuentro de los que van a Malasaña a tomar cañas, café o copas (el barrio no para), y tomemos la tranquila calle de San Mateo. La tercera a la derecha es la Travesía de San Mateo, donde nos espera La Juguetería  pionera en este tipo de negocio. Orientada al principio a mujeres, su oferta va con la tendencia social. Max Rekarte Cowie, su director de marketing, nos explica , en la propaganda, que fueron las féminas en plena conquista de su liberación sexual (que en España llegó tarde) las que dieron pie a que los establecimientos dedicados a los accesorios eróticos se convirtieran en auténticas boutiques, con luminosos escaparates y productos más sofisticados y estéticos. En La Juguetería encontramos un amplio surtido de vibradores, entre los que destacan, para mujeres, el vibrador Delight para el punto G, muy silencioso, y para hombres, los masturbadores japoneses Tenga. Atención: aquí podemos preguntar sobre los verdaderos goces que proporciona un juguete con la seguridad de que los dependientes (que se acercan al cliente con un tono delicado y confidencial) nos darán su versión de los hechos, pues están obligados por contrato a probar los productos. Además, La Juguetería cuenta con un jugoso proyecto educativo llamado La Universidad del Sexo, donde se ofrecen cursos de, por ejemplo, cómo hacer un strip-tease, dar un masaje o convertirse en un chef del erotismo preparando un buen sushi y presentándolo sobre el cuerpo amado.
Entremos ya del todo en Chueca, el barrio más fashion de Madrid, donde restaurantes de diseño, ropa cool, cafeterías y pubs invitan a ser sublime sin interrupción. En el número 46 de la calle de Pelayo nos espera Amantis, cuyo eslogan, "Ideas para no salir de la cama", es fiel a la oferta de la tienda, completísima y dirigida a todos los públicos, sin privilegiar sensibilidades. Eso sí, la decoración y presentación de la mercancía están tan cuidadas como en el resto de las sexy stores, con lo más suave en la entrada de la tienda, como la colección de libros La Sonrisa Vertical, y lo más hard al fondo. Anillas para el pene, bolas chinas, juegos, antifaces, esposas, estimuladores de próstata y vibradores, entre ellos el Conejo Rampante, parecido al de Sexo en Nueva York. En la Ribera de Curtidores, 10, en pleno Rastro, Amantis tiene otra tienda, y el domingo por la mañana, con La Latina en plena ebullición (los amantes del vermú y la caña así lo procuran), es un buen momento para visitarla.

En el multicultural Lavapiés nos espera Los Placeres de Lola, la más cuca de todas las jugueterías, dedicada a la mujer, con especial cuidado a su salud (aquí sólo se trabaja con la silicona, que no irrita las mucosas). Los goces lésbicos tienen un lugar destacado, con una amplia oferta de arneses y dildos. Entre los productos estrella está el vibrador We Vibe, que estimula el clítoris y el punto G. La tienda cuenta con una deliciosa tetería en la que se pueden consultar libros que van desde el ensayo feminista hasta cómo complacer a la pareja según su horóscopo, y los primeros sábados de cada mes hay una sesión de tupper-sex en el local. Toda una invitación a disfrutar.

 

4 comentarios:

Conchi dijo...

En un centro comercial de Alicante hay (o había, que hace tiempo que no paso por ahí) una tienda de Sensualove, prueba de la creciente normalización del sector.
Me ha chocado que los dependientes estén obligados por contrato a probar los artículos. No tenía idea.

Jesús dijo...

Lo del contrato lo leí en su página web.

Ya sabes, yo sólo me desnudo si lo exige el guión (el contrato).

Unknown dijo...

Yo vivo en Salamanca y también compro en Sensualove pero por internet. Aquí no tienen tienda física www.sensualove.com Me gusta porqué puedes hablar con ellos por chat al momento y te resuelven las dudas. Por suerte se está normalizando el tema del sexo.

Juanfra dijo...

Conozco eso de la ciudad del pecado en Madrid, concretamente por La Gran Vía, allí estuve hospedado en un hotel (Rex) hace unos años, en 2012, y sí que había tentación, es más, salía a tu encuentro al igual que los pedigüeños estos que te venden clínex.