miércoles, 17 de febrero de 2010

¡Que sangre bien!


Es el ruego de las pacientes de una himenoplastia (técnica quirúrgica que reconstruye el himen) y el pivote que soporta la cultura de la virginidad. “Mentalmente, el hombre tiene muy asociado el sangrado con la pérdida de virginidad. No hay más que ver el rito gitano. Pero a veces es casi imperceptible o nulo. Como en el llamado ‘himen complaciente’: la membrana tiene elasticidad suficiente para permitir una penetración sin desgarro”, según la psicóloga y sexóloga Carmen Bermejo Romero.

“Por otra parte”, insiste, “algunos acaban siendo cazadores cazados. La himenoplastia se practica con más frecuencia, y en internet se vende por menos de 30 euros un himen artificial que se coloca antes de la relación sexual. Ya iniciada, exuda un líquido parecido a la sangre. Esto del himen artificial de 30 euros es notícia nueva para mí, estos machistas que quieren una novia blanca y pura mientras ellos han pendoneado lo suyo lo tienen ahora muy difícil jaja

1 comentario:

Conchi dijo...

Ya la Celestina reparaba virgos en el siglo XV, o sea, que ha habido hombres tontos desde al menos entonces.
¿Tanta importancia tiene ese trocito de carne? En una novela que estoy leyendo ahora hay un personaje que defiende su virginidad pero ha llevado a cabo otros actos sexuales inimaginables. ¿Sigue siendo pura así?