jueves, 4 de febrero de 2010

Sexual-mente, el libro que tu chic@ no querrá que leas


Sinopsis:
A través de varios monólogos, Nuria Roca describe situaciones reales, basadas en su propia experiencia o en historias que le cuenta, para abordar el tema del sexo. Y lo hace con un toque de humor y llamando a cada cosa por su nombre, sin tapujos. La autora relata sus conocimientos en materia de sexo, y sus vivencias en diferentes situaciones, con las que el lector se puede sentir identificado, y lo hace con el ingenio y chispa que la caracterizan. Toca temas como la primera vez, el sexo y la convivencia en pareja, los sex-shop, las fantasías sexuales, la inocencia, el sexo en lugares poco comunes como en el gimnasio, las despedidas de soltera, etc. Es un libro divertido, atrevido y picante. Cuenta con un prólogo de Pablo Motos.

El libro es un compendio de historias de sexo pero narradas de una manera divertida, sin caer en lo soez o porno por muy fuerte que sea lo que está contando. La autora lo narra todo de una forma muy natural, como si te hablase de lo que hizo ayer por la tarde. La imagen que teníamos de Nuria Roca como una buena chica, modosita y seria, se dinamita, si de verdad le han ocurrido algunas de las aventuras que cuenta en primera persona. Mi primer pensamiento fue ¡qué tía más pendón! (a decir verdad, creo que el calificativo no fue tan suave), pero al instante recapacité y me di cuenta de lo machista de mi opinión: seguro que si el narrador hubiese sido un hombre, me habría admirado su capacidad de vivir nuevas experiencias sexuales sin el menor atisbo de culpabilidad. Veo que arrastro la carga de una educación constrictiva.

De todas formas, por muy tolerante y liberal que me quiera volver, hay temas en los que no claudico. Por ejemplo, afirma que la fidelidad es antinatural y conlleva renunciar a muchas cosas, por lo que es más sano tener una pareja abierta donde se permitan las aventurillas sexuales que a un@ le apetezca. Por ahí no paso, mona. Si me comprometo a tener una pareja es para lo bueno y para lo malo, y no creo que la fidelidad sea un sacrificio tan arduo si hay entendimiento entre ambos.

Tampoco estoy de acuerdo con la afirmación de que cada día nos encontramos con unas diez personas con las que, en circunstancias idóneas, nos gustaría mantener relaciones sexuales. Desde luego, en mi caso, por mucho que mire o rebaje mis apetencias, os aseguro que ni de lejos llega a la mitad. ¿Dónde están esos diez maromos potencialmente deseables con los que me tengo que topar todos los días? ¿Vosotr@s sí llegáis a esa cifra?

Posdata para Mari Pau: el llibre l'he llegit en valencià. Segur que als teus alumnes els interessaria més que les novel.letes de misteri que els obligueu a llegir. Sobre tot, el capítol on mascles d'adolescents es giten amb dones de trenta-i-tants.

4 comentarios:

Mari Pau dijo...

Als alumnes sí però segur que vindría alguna mare a posar el crit en el cel a la pobra mestra que li mana llegir eixes coses al seu bon xiquet.

ana dijo...

Pues es que yo voy mirando y siempre digo guaaaaaah, con ese no, con ese tampoco, con ese tampoco........ y así sucesivamente; y si llega alguno en que me entren dudas acabo pensando que será el que me dirá que no.

Johnny dijo...

Voy a dar mi humilde opinión: voy de acuerdo con Conchi, si tienes una pareja es en las buenas y en las malas, yo tengo casi 14 años (el próximo 30 de marzo los cumplo) con mi mujer y a pesar de los altos y los bajos, seguimos juntos y satisfechos como pareja sin necesidad de intercambios o salidas libres.Sonará extraño para la época actual, pero yo soy monógamo al 100%

carolina dijo...

Yo creo que la monogamia total no existe. Es decir, siempre habrá personas que te atraigan físicamente y que no son tu pareja, pero, por lo general, esa atracción se queda en fantasías que no llegan a la realidad y que tienen su valor como estimuladores de la relación. Igualmente, creo que todo es posible entre personas que se quieren si están de acuerdo en tomar rumbos digamos no muy ortodoxos. Pero una cosa es respetar la libertad de elección de los demás y otra muy distinta insinuar que si tú no sigues ese camino hay algo que no funciona bien en ti, colocándote etiquetas, ya sea de promiscua o de reprimida, según sea el talante moral de la persona que se pone a juzgar. Cada cual es libre de hacer lo que le venga en gana (siempre que no haga daño a los demás) sin tener que sentir sobre sí la presión social para que se acomode a uno u otro comportamiento. En resumen, toda imposición es odiosa, ya sea la de la castidad (recordad "La casa de Bernarda Alba", por ejemplo), ya la de la promiscuidad (recordad "Un mundo feliz")