jueves, 11 de febrero de 2010

¿VOSOTROS LO VEIS?


He leído que el otro día se subastó una escultura del mundialmente famoso artista Giacometti. Bueno, hasta hace poco yo no he sabido de él, pero eso sin duda se debe a mi atroz y supina incultura. Porque no de otro modo puede calificarse el desconocerlo todo de alguien por cuya obra se han pagado 75’5 millones de euros, lo cual equivale, creo, a unos 12.500 millones de las antiguas pesetas.
Alarmada por tal demostración de mi ignorancia, decidí remediarla, al menos en parte, contemplando la grandiosa obra de arte por la que alguien, en estos momentos de crisis, ha pagado semejante cantidad de dinero. No cabe duda de que una persona tan desprendida y desdeñosa del vil metal podría haber considerado destinar tal suma a asuntos más acuciantes, como la ayuda a las víctimas del terremoto de Haití, luego si cambió de opinión y decidió emplear su dinero en adquirir esa escultura fue porque su calidad artística y humana es tal, las cualidades estéticas que transmite tan abrumadoras, que una vez contemplada ningún mortal puede pensar en otra cosa que no sea tenerla a su lado para recrearse en ella mañana, tarde y noche.
Pues ni corta ni perezosa, busqué mediante el socorrido Google y no tardé en encontrar fotos de la prodigiosa escultura.
Me quedé mirándola. Largo rato, he de confesar. A falta del inevitable estremecimiento estético que no recorrió mi cuerpo y de la inefable experiencia trascendente que no elevó mi espíritu, me esforcé al menos por encuadrarla en alguno de los movimientos artísticos de los que a través de mi paupérrima educación he tenido noticia. Por fin, tras mucho meditar, llegué a la conclusión de que esa escultura, que se llama “L’homme qui marche”, podría encuadrarse en la corriente del arte etoquée.
O sea, aquélla que cuando ves una obra expuesta en un museo de alta categoría y costosísimo diseño te preguntas: ¿Pero eto qué é?
Decidme, sinceramente, ¿vosotros veis algo en ella o sentís algo al verla? Yo, al saber que se ha pagado semejante burrada por ella, sólo pena, aunque algo menos que cuando escucho lo que se paga por tal o cual jugador brillante, pero sumamente lesionable.

4 comentarios:

carolina dijo...

Uupss, he editado mal la entrada. Sorry.

Conchi dijo...

No pasa nada, Carolina.

El que ha comprado semejante espantajo sabe que cuando lo vaya a vender le pagarán aún más, o sea, que es una inversión.
Llamadme antigua, pero la inmensa mayoría del arte moderno me deja fría.

Johnny dijo...

Igual a mi, cosas horribles a precios exajeradísimos y la gente muruendo de hambre alrededor del mundo.

Mari Pau dijo...

Qué gracioso comentario, Carolina, el del género etoqueé, efectivamente yo creo que la escultura es de ese género ja ja