Aunque la mayoría de los libros que leo me gustan en mayor o menor medida, de vez en cuando me encuentro con algunos que son infumables.
Por ejemplo, no he podido pasar del segundo capítulo de Morirás mañana, el último libro de Jaime Bayli, escritor que me había encantado en otras ocasiones. La novela está tan rebosante de bilis, odio y mala leche que se removían las tripas. No, gracias, bastante mal está el mundo para refocilarme en tan bajas miserias.
Para colmo, me pongo a leer Divorciado, ¡qué felicidad!, de un tal Javier Ramírez Viera, con el objetivo de enviárselo a un amigo del blog que acaba de pasar por semejante trance. Tras esa portada tan inocente e infantil, me encuentro con una diatriba misógina, zafia y del peor gusto posible, repleta de faltas de ortografía, además, donde lo más suave que se dice de la mujer divorciada es que “de bruja pasa a perra y de perra pasa a zorra”, de que están salidas perdidas, que se visten para pedir guerra y lindezas por el estilo. Con todo, al protagonista le sale más a cuenta irse de putas.
1 comentario:
De muy mal gusto y con una total falta de respeto para ustedes las damas. Ni pensar en gastar en ellos!!!!
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