El acantilado de tu carne
-profundidad recóndita-,
al otro lado del mapa
-infeliz distancia-,
envuelto tu olor en góndolas de aire,
la pureza que te nombra
desgranando playas...
Tu esqueleto, frágil
como sombras de coral...
Y todo el mar... casi amor...
Pamplona, Abril 2.007
sábado, 20 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
La condición de poeta no se le cuestiona a nadie. Quienquiera que se atreva a escribir, a crear literatura plasmando sus sentimientos, sus vivencias, cuenta con mi más profundo respeto, no exento de cierta envidia, lo admito.
Publicar un comentario