martes, 1 de abril de 2008

Abril


Aunque en su día no os lo dije por no tener acceso a la red, proclamo ¡feliz primavera a todos!

Afortunadamente –toco madera- no sufro de alergias que yo sepa. Sin embargo, la llegada de la primavera me afecta. No, no se trata de que me altere la sangre, que también, sino que me produce taquicardias, al igual que cuando entra el otoño.


Ahora ya me he acostumbrado pero hace unos años una noche me desperté con el corazón desbocado, con una taquicardia galopante, agravada por un dolor en el brazo izquierdo. Alarmada por los antecedentes coronarios de mi padre que le causaron la muerte, sin comentar nada a nadie, pedí cita con mi médica de cabecera. Tras exponerle mis temores, me hizo algunas preguntas que le llevaron a la conclusión de que no le pasaba nada a mi corazón y que lo más probable era que tal trastorno se debiera a una situación de ansiedad, de nervios. No obstante, para quedarme más tranquila, me sugirió que visitara al cardiólogo. Éste corroboró el diagnóstico pero, para disipar cualquier duda, me ordenó una serie de pruebas. Además del lógico electrocardiograma y un análisis de sangre, me puso un Holter, que, por si no lo sabéis, consistió en colocarme unas ventosas por todo el tórax conectadas por cables a un aparatito que llevaba a la cintura y que se supone que recoge las incidencias del corazón. En las 24 horas que hube de soportarlo parecía medio cyborg. El cardiólogo, tras ver la ecocardiografía que me habían hecho horas antes (impresiona ver tu propio corazón latir en una pantallita) y las demás pruebas, concluyó que se trataba de una taquicardia sinusal transitoria sin la menor importancia debida al cambio de estación.

Fotos como la que acompaña esta entrada tampoco ayudan a que se me calmen las palpitaciones. Aviso que pondré más en meses sucesivos.

3 comentarios:

ana dijo...

Mi estómago es frágil en primavera. Pero lo del corazón queda mejor, decir estómago suena fatal.

Conchi dijo...

Espero que te sea leve lo del estómago, Ana.

Mari Pau dijo...

Ana, yo tengo el estómago frágil todo el año.