Ya que en la entrada anterior hablamos del pobre Marciano al que colgaron el teléfono, os voy a contar algunas anécdotas relacionadas con mi nombre.
Jesús, como nombre de persona, sólo se usa en los países de habla castellana y portuguesa, no tanto en estos últimos como en España o los países americanos de lengua castellana. Así, en diferentes lugares que he visitado, he tenido la oportunidad de ver reacciones y escuchar comentarios de todo tipo en relación con mi nombre.
Hasta el momento, el primer premio de todas las situaciones correspoonde se lo lleva una camarera de un restaurante chino en Londres. La camarera era de raza china, y el nombre que aparecía en la placa que la identificaba, todo hay que decirlo, era de traca, para mi , y para cualquier otro occidental, tan extraño como mi nombre le podría parecer a ella. A la hora de pagar la factura, saqué mi tarjeta de crédito y se la di a la camarera. Cuando vió mi nombre escrito en ella, se sorprendió y me preguntó si me llamaba como Dios con bastante cachondeo. De una manera bastante educada le respondí que en nuestro país los nombres religiosos son bastante comunes. El cachondeo de la camarera continuó y no paraba de decirle al resto de los camareros que Dios había cenado en su restaurante y que ella había tenido la suerte de atenderle. Una broma no está mal, pero reconozco que la china se estaba pasando de la ralla y estaba agotando mi pacienia. Así que me levanté de la mesa, le quité la tarjeta de la mano y le dije que después de haber tenido la suerte de atender a Dios, iba a tener que rezar " a lot" para que se produjera el milagro de que alguien le pagara la factura, pues yo no se la iba a pagar. Y me fui del restaurante, todo digno, haciendo un sinpa con todas las de la ley. A la china se le quitaron las ganas de reirse, supongo.
Hace años, empecé a mantener correspondencia con un polaco. Me di cuenta de que cuando me escribía, en el sobre no escrbía mi nombre de pila, solo la inicial y dentro de la carta se refería a mí con otro nombre. Como acabábamos de empezar a escribirnos, pensé que se debía a un error. Pero no era tal , simplemente, a él le parecía irrespetuoso que una persona se llamara Jesús y por tanto jamás iba a usar ese nombre, así que decidió "bautizarme" de nuevo.
Una de las cosas que tengo que agradecer a mi experiencia viajera, es el hecho de haberme convertido, creo, en una persona muy tolerante y muy curiosa ante las diferentes culturas que podemos encontrar en los diferentes lugares.
Diferentes países, diferentes culturas, y la tolerancia debe jugar un papel muy importante cuando nos relacionamos con personas de otros países. Como el polaco insistía en no usar mi nombre, y le molestaba que yo lo usara, me pareció que lo más sano era cortar la correspondencia que manteníamos.
¿ Os ha pasado algo parecido a alguno de vosotros?
4 comentarios:
Qué cosas te pasan, hijo.
Una vez me escribió una hispanoamericana que se dirigía a mí como si yo fuese un tío. Al parecer, Concepción es también un nombre de tío por aquellos países.
No, nunca me ha pasado nada semejante, pero cuenta, cuenta, que mi vida es tan simple y yo soy tan "curiosa-cotilla" que me encanta la de los demás.
Hiciste muy bien en no pagarle la cuenta a esa tipeja y en no escribirte más con ese polaco.
Voy a contar un caso que me pasó a mí hace cinco o seis meses en el super "Consum" de Agost. Ibamos mi padre y yo. Pasamos la compra por la caja y cuando vamos a pagar no llevábamos suficiente dinero. Como mi padre vive cerca se va a por él mientras yo me quedo allí en el super esperándolo. La cajera, al ver esto, me pone una cara de perro y paraliza la caja. Los de la cola se mosquean y yo le pregunto que porque hace eso. Ella me contesta de malas maneras diciendome que la caja no esta preparada para que pasen otros si yo no pago la cuenta. Yo le digo que en Mercadona no pasa eso y ella me contesta "Ay, que día llevo con esta clientela". Yo viendo esta humillación hacia mí le digo que no volveré mas y ella me suelta "No vuelvas". La sangre se me subió a la cabeza y lo ví todo rojo. Viene la encargada y me dice que la caja no está preparada y de pronto se le enciende una luz y dice "saca la factura y la apartas y que pasen otros clientes". Oh, maravilla que fácil solución cuando ya me había humillado bastante. Viene mi padre con el dinero y yo le digo cómo me han tratado estas dos tipejas. Mi padre me dice "Vámonos" y la encargada diciendonos que ya se había solucionado el problema. Nos dejamos toda la compra allí y después supongo que tuvieron que anularla una por una y colocar los productos en los estantes. Yo escribí un mail a Consum quejándome y diciéndoles que no volvería.
Está claro que si el Consum de Agost tiene clientela es por su céntrica ubicación, no por el trato de las empleadas.
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