miércoles, 2 de abril de 2008

¿Quién me ha robado el mes de abril?


En la posada del fracaso,

donde no hay consuelo ni ascensor,

el desamparo y la humedad

comparten colchón

y cuando, por la calle,

pasa la vida, como un huracán,

el hombre del traje gris

saca un sucio calendario del bolsillo y grita:


¿Quién me ha robado el mes de abril?

¿Pero cómo pudo sucederme a mí?

¿Quién me ha robado el mes de abril?

Lo guardaba en el cajón

donde guardo el corazón.


La chica de BUP

casi todas las asignaturas suspendió

el curso en que preñada

aquel chaval la dejó

y cuando en la pizarra

pasa lista en profe de latín

lágrimas de desamor

ruedan por la página de un bloc

y en él escribe:


¿Quién me ha robado el mes de abril?

¿Cómo pudo sucederme a mí?

¿Pero quién me ha robado el mes de abril?

Lo guardaba en el cajón

donde guardo el corazón.


El marido de mi madre

que en el último tren se largó

con una peluquera

veinte años menor

y cuando exhiben esas risas

de Instamatic en París

derrotada en el sillón,

se marchita viendo Falcon Crest

mi vieja y piensa:


¿Quién me ha robado el mes de abril?

¿Cómo pudo sucederme a mí?

¿Pero quién me ha robado el mes de abril?

Lo guardaba en el cajón

donde guardo el corazón.

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