martes, 23 de marzo de 2010
La estrategia del agua
Sinopsis:
Luego de que las fallas en el sistema judicial permitieran que salga en libertad un asesino que él había encerrado, Vila se encuentra decepcionado y más escéptico que de costumbre. Con este estado de ánimo le toca encarar el caso que lo tiene ocupado: la aparición de Óscar Santacruz con dos disparos en la nuca en el ascensor de su casa, sin que nadie haya escuchado ni sepa nada. Todo apunta a un profesional, lo que resulta exagerado frente a la aparente poco importancia del muerto.
Vila y Chamorro empiezan a investigar, el primero a regañadientes. Arnau, un joven guardia apodado “el nuevo” se irá ganando poco a poco su confianza.
Los problemas con los que lidiaba el hombre asesinado eran su mal llevado divorcio, con un hijo de por medio. ¿Es por esto que lo mataron? ¿Qué oculta la denuncia por malos tratos que tenía Santacruz encima? ¿Por qué había sido detenido? ¿En qué oscuras ocupaciones estaba involucrado este sujeto en apariencia tan inofensivo?
Los programas de telerrealidad son un punto, entre otros muchos, sobre los que reflexiona el brigada de la guardia civil Bevilacqua en la novela La estrategia del agua. Por si no lo conocéis, apuntadlo a la lista de lecturas pendientes. Es la cuarta novela de Lorenzo Silva protagonizada por la pareja de picoletos, el susodicho Vila y la sargento Chamorro. Es un placer reencontrarme con ellos cada cierto tiempo, ver cómo van evolucionando los personajes novela a novela. La intriga criminal en sí quizá sea lo menos importante al lado de los magistrales diálogos y los certeros análisis de la sociedad que nos envuelve por parte del escéptico y pragmático brigada que, desde su licenciatura en psicología, no es un guardia civil al uso. A través de su protagonista, Silva defiende la custodia compartida de los hijos y pone de manifiesto que las leyes y la praxis judicial protegen a las mujeres en peligro, pero el hecho es que hay otras mujeres que se aprovechan de eso con falsas denuncias.
En un terreno más personal, encuentro un atractivo añadido a estas novelas. La segunda de la serie, El alquimista impaciente, me gustó tanto que fui a ver la versión cinematográfica. Allí fue donde descubrí un hasta entonces desconocido por mi Roberto Enríquez, que bordaba el personaje. Desde entonces, todas las novelas de la serie me remiten a él, a su presencia, a sus gestos, a su voz… Creo que está prevista una serie de TV con otro actor. Por muy bueno que sea, donde esté mi Roberto…
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