jueves, 17 de junio de 2010

Bilbao-New York-Bilbao


Sinopsis:
La novela ganadora del Premio Nacional de Narrativa 2009 Todo un fenómeno literario que ha revolucionado el panorama editorial español.
Cuando Liborio Uribe supo que iba a morir, quiso ver por última vez un cuadro de Aurelio Arteta. Toda su vida transcurrió en alta mar, surcó sus aguas a bordo del Dos amigos y, al igual que su hijo José, patrón del Toki Argia, protagonizó historias inolvidables caídas para siempre en el olvido. Años después y frente a ese mismo cuadro, el nieto Kirmen, narrador y poeta, rastrea esos relatos familiares para escribir una novela. Bilbao-New York-Bilbao transcurre durante un vuelo entre el aeropuerto de Bilbao y el JFK de Nueva York, y desgrana la historia de tres generaciones de una misma familia. A través de cartas, diarios, e-mails, poemas y diccionarios, crea un mosaico de recuerdos y narraciones que conforman un homenaje a un mundo prácticamente extinguido, a la vez que un canto a la continuidad de la vida. Con esta novela, Kirmen Uribe debuta de manera deslumbrante en el panorama literario español. Considerado uno de los máximos renovadores de la literatura en lengua vasca, se adentra en las aguas de la autoficción con una escritura rica, compleja y sugerente realmente conmovedora.


Me sonaba de haber visto al autor en una entrevista con Buenafuente quien desplegó su habilidad para hacer hablar a un hombre que daba la impresión de estar poco habituado a tareas de promoción ante las cámaras. El libro parece una respuesta a la inquietud del autor por buscar nuevas formas de narrar. La novela aúna varios géneros literarios como poesía, ensayo, cartas y diarios, al tiempo que reconstruye la historia de tres generaciones de su propia familia, ensalzando el casi perdido oficio de pescador. En este experimento literario, el autor se introduce como protagonista, ya que la gestación del libro tiene lugar durante un trayecto en avión, el de Bilbao-Nueva York-Bilbao. Con tanto salto cronológico y tantos personajes apenas esbozados, a veces me perdía, pero no me ha desagradado.

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