miércoles, 23 de junio de 2010

La ermita de San Pedro


La Asociación para la Recuperación Histórico-Monumental de Agost (AHRMA) organizó el sábado un día de puertas abiertas de la ermita de San Pedro con la finalidad de poderse observar la primera fase de las obras de rehabilitación de dicha ermita.

Al contrario que mi hermana, no tengo recuerdos de infancia del lugar. Ella, como todos los niños de su edad, subía a la zona del castillo a jugar. En años posteriores, el abandono y el deterioro llegaron al punto de convertirla más bien en un basurero. La dicha asociación, con la colaboración del ayuntamiento, particulares (mi familia hizo una donación) y una subvención de la Conselleria, ha limpiado la zona y la ermita, la ha desescombrado y se ha sustituido la cubierta deteriorada por una cúpula nueva.
Falta mucho por arreglar, lo que conlleva importantes sumas de dinero que, tal como está la situación, será difícil que entren en un futuro próximo. Pero lo importante es que la rehabilitación está en marcha.
También os pongo una foto de la vista de Agost que se divisa desde la zona.

3 comentarios:

Johnny dijo...

Que gusto ver en la imagen a una amiga entrañable y a su pueblo, dos bellezas que están en mis recuerdos de los 90s con las dos visitas que hice.

Mari Pau dijo...

Lástima que con la ermita de Sant Ramon (la ermita de mi infancia) no se pueda hacer no mismo porque la arrasaron hasta los cimientos y construir una nueva ya no es igual que la que había del siglo XVIII.

carolina dijo...

Me parece que la ermita de Agost es muy bonita y me alegro de que esté en proceso de rehabilitación. Me encantan las iglesias pequeñas porque suelen tener una belleza en las proporciones y una armonía de estilo que se suele perder en las grandes colegiatas y catedrales, cuya monumentalidad a veces apabulla y que suelen reunir varios estilos arquitetónicos, pues su construcción a veces tardó siglos.
En Ongayo, un pueblo cerca de donde yo vivo, pasó algo parecido. Había una pequeña ermita que data del siglo XII, aunque no el edificio, sino más bien el emplazamiento como lugar de culto. Pues bien, cuando yo era niña estaba hecha una ruina, con la cubierta desprendida, el interior todo lleno de bardas... en resumen, una pena. Afortunadamente, hace cosa de unos diez años (quizá algo más) se empezó al restaurar, no sólo el edificio, sino también los alrededores. Hoy en día es una ermita sencilla, pero muy digna, situada en un hermoso paraje y donde se celebran varias bodas al año. Al lado hay un pequeño cementerio con una curiosa portalada, también restaurada, y a su alrededor hay un merendero con árboles frondosos.
También han restaurado hace poco otra ermita aún más pequeña de un barrio de Hinojedo (cerca de Suances)