miércoles, 30 de junio de 2010

El asedio


Sinopsis:
Cádiz, 1811. España lucha por su independencia mientras América lo hace por la suya. En las calles de la ciudad más liberal de Europa se libran batallas de otra índole. Mujeres jóvenes aparecen desolladas a latigazos. En cada lugar, antes del hallazgo del cadáver, ha caído una bomba francesa. Eso traza sobre la ciudad un mapa superpuesto y siniestro: un complejo tablero de ajedrez donde la mano de un jugador oculto —un asesino despiadado, el azar, las curvas de artillería, la dirección de los vientos, el cálculo de probabilidades— mueve piezas que deciden el destino de los protagonistas: un policía corrupto y brutal, la heredera de una importante casa comercial gaditana, un capitán corsario de pocos escrúpulos, un taxidermista misántropo y espía, un enternecedor guerrillero de las salinas y un excéntrico artillero a quien las guerras importan menos que resolver el problema técnico del corto alcance de sus obuses.
El asedio narra el pulso asombroso de un mundo que pudo ser y no fue. El fin de una época y unos personajes condenados por la Historia, sentenciados a un vida que, como la ciudad que los alberga —una Cádiz equívoca, enigmática, sólo en apariencia luminosa y blanca—, nunca volverá a ser la misma.


Parece que Pérez-Reverte haya querido escribir una 'novela de novelas' en la que, a lo largo de más de 700 páginas, entremezcla aventuras, crímenes, elementos folletinescos y científicos en una obra que se desarrolla en Cádiz durante el asedio de las tropas francesas y en el momento de la promulgación de la primera Constitución española. Menudo palizón se habrá dado de investigación, pues implica una titánica empresa que abarca no solo la documentación histórica, sino también sobre balística y artillería, modas y costumbres de época, taxidermia, matemáticas, física y química, filosofía, novela antigua… También es verdad que tantos datos llegan a cansar. ¿A mí qué me importa qué alcance tenían los morteros napoleónicos? Cuando le daba por digresiones así me saltaba los párrafos. O cuando empezaba a emplear terminología marinera de la que no entendía ni papa. A mi juicio, le sobra al menos un centenar de páginas. No pongo objeciones al argumento: batallas, aventuras, romanticismo, intriga policial, costumbrismo, la búsqueda del tiro perfecto… son una pequeña muestra de los palos que toca. ¿Se llevará al cine como tantas otras de sus novelas? Con un final poco feliz al uso, lo dudo.

1 comentario:

Johnny dijo...

Las novelas históricas pueden caer en éso, demasiada información y las personas se sienten en una clase de historia y no conozco muchas personas que les guste.